San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

miércoles, 24 de agosto de 2016

San Bartolomé, Apóstol


         Vida de santidad de San Bartolomé
San Bartolomé, a quien muchos autores consideran que es a quien el evangelista San Juan llama Natanael[1], tiene el privilegio de ser alabado por Nuestro Señor Jesucristo, quien queda admirado por su simplicidad, es decir, por su honradez y ausencia de falsedad:  “Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño”. A esta pureza y simplicidad de su alma, se le agrega la pureza y la simplicidad -la perfección- de su fe en Jesucristo, según su exclamación en el mismo Evangelio: “¡Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel!”.
A partir de su encuentro personal con Jesús, la vida de San Bartolomé nunca fue la misma, y lo que sucedió luego, y lo que él, en cuanto santo, está viviendo ahora por la eternidad, no podía ni siquiera imaginarlo. En efecto, después de conocer personalmente al Mesías, como le dice Felipe: “Hemos encontrado al Mesías”, San Bartolomé no solo no se separó nunca de Jesús, sino que dio su vida por él, muriendo como mártir de la fe. Esa es la razón por la cual a este santo (que además fue uno de los doce apóstoles de Jesús) se lo retrataba con la piel en sus brazos como quien lleva un abrigo, porque la tradición cuenta que su martirio consistió en que le arrancaron la piel de su cuerpo, estando él aún vivo, es decir, que murió deshollado.

Mensaje de santidad de San Bartolomé
Además de sus cualidades naturales, que consistían en la “ausencia de doblez” o veracidad, puesto que en él “no había engaño”, como lo dice el mismo Jesús en Persona, San Bartolomé nos deja un gran mensaje de santidad, y es el de, una vez reconocido el Mesías –“Hemos encontrado al Mesías”, le dice Felipe-, proclama la fe en Jesús como Rey Mesías diciéndole: “¡Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel!”, pero esta proclamación no la hace solo con la palabra, sino que da su vida por esta verdad. Aunque tal vez no tengamos las cualidades naturales de San Bartolomé, sí hemos recibido, por el bautismo, el don de la fe, mediante la cual reconocemos en Jesús al Hijo de Dios encarnado, que prolonga su Encarnación en la Eucaristía, y es por eso que, parafraseando a San Bartolomé, podemos decir: “¡Jesús Eucaristía, Tú eres el Hijo de Dios; Tú eres en la Eucaristía el Rey de los corazones, de las familias, de la Patria!”. Pero, al igual que San Bartolomé, que dio su vida por la verdad de Jesús como Rey Mesías, también nosotros debemos tener presente que debemos estar dispuestos a dar la vida por la defensa de esta verdad, la de Jesús Eucaristía como Dios encarnado y como Rey de los corazones.




[1] http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=saintfeast&localdate=20160824&id=393&fd=1

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