San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

jueves, 21 de julio de 2016

San Roque





Luego de repartir su fortuna entre los pobres debido a que, recibida la gracia de la conversión, se decidió a imitar a Nuestro Señor Jesucristo en la pobreza de la Cruz, San Roque se encaminó hacia Roma como peregrino, para rezar delante de la tumba de San Pedro y de los santos y mártires de la Iglesia. Ya en Roma, y al estallar la peste tifoidea, se dedicó a atender a los más abandonados, obteniendo para muchos la curación milagrosa con solo hacer la señal de la cruz sobre sus frentes. Se contagió el tifus y se retiró a un bosque para no molestar a nadie, pero sucedió que un perro de la ciudad empezó a tomar cada día un pan de la mesa de su amo e irse al bosque a llevárselo a Roque y esa es la razón por la que se retrata a un perro a su lado, con un pan en la boca. Dice Santo Tomás que los seres irracionales son gobernados por los ángeles, por lo que es de suponer que fue el ángel custodio de San Roque quien guiaba al can para que le llevara el alimento, lo cual le permitió subsistir y además, ser encontrado por el dueño del animal, con lo que pudo ser auxiliado, salvando su vida. Tiempo más tarde, fue conducido a prisión porque al regresar a su ciudad natal fue confundido con un espía, quedando detenido en la cárcel durante cinco años. Antes de morir se le apareció Nuestro Señor, quien le dijo: “Ha llegado tu hora, y quiero llevarte a mi gloria. Si tienes alguna gracia que pedirme, hazlo ahora mismo”. El santo le pidió el perdón de sus culpas y que fuesen preservados o librados de la peste aquellos que acudiesen a su intercesión. Al recordar a San Roque, le pidamos que nos libre de la peste, pero antes que de la peste que es producida por bacterias o virus y provoca la muerte del cuerpo, le pidamos que interceda para que nos veamos libres de la peste más peligrosa de todas, al lado de la cual, la peste corpórea es igual a nada, y es la peste del pecado, y le pidamos también que interceda para que seamos caritativos con el prójimo, como lo fue él, a imitación de Nuestro Señor Jesucristo, para ir, como él, al Reino de los cielos. 
(Su día es el 16 de Agosto)

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