Vida de santidad[1].
Nació en Turquía, en una familia adinerada y ya desde muy
pequeño, se caracterizó por una bondad fuera de lo común, porque todo lo que
tenía, lo daba a los pobres. Y cuando le preguntaban por qué lo hacía, contestaba
así: “Sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto”.
Ya
siendo sacerdote y luego de fallecer sus padres - atendiendo a los enfermos en
una epidemia-, donó su cuantiosa herencia y entró en un monasterio como un monje
más. pasado un tiempo, tuvo el deseo de peregrinar a los lugares de Tierra
Santa, donde vivió y murió Jesús; cuando regresó, llegó a la ciudad de Mira (en
Turquía) donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a
quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior se
había muerto. Al fin dijeron: “Elegiremos al próximo sacerdote que entre al
templo”. En ese momento, y sin saber nada, San Nicolás entró en el templo, y
fue así como lo eligieron obispo, y por ese motivo es que se le llama San
Nicolás de Mira.
Fue
un santo muy popular en la Antigüedad y se lo invocaba en los peligros, en los
naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, obteniendo
sus devotos admirables favores por su intercesión. Se lo retrataba con niños, porque
según la tradición, el santo rezó por la curación de unos niños a los cuales un
delincuente había herido con un cuchillo, obteniendo su curación instantánea.
También se lo retrata junto a una señorita, porque en su ciudad había un
anciano muy pobre con tres hijas y no lograba que se casaran por ser muy pobres.
Entonces el santo por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una
bolsa con monedas de oro, y así el anciano, con esas dotes, logró que sus hijas
pudieran casarse.
Por
un milagro asombroso que realizó a unos marineros, es Patrono de los marineros:
estando en medio de una gran tormenta en alta mar, empezaron a decir: “Oh Dios,
por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos”. Y en ese momento
vieron aparecer sobre el barco a San Nicolás, el cual bendijo al mar, que se
calmó, y en seguida desapareció.
Otro
milagro fue el salvar de una injusta muerte a tres amigos suyos: ellos rezaron
pidiendo a Dios que por la intercesión de Nicolás su obispo los protegiera; esa
noche el santo se le apareció en sueños al juez y le dijo que no podía condenar
a esos tres inocentes, siendo absueltos inmediatamente. San Nicolás fue
encarcelado por el emperador Licino, quien decretó una persecución contra los
cristianos, pero aunque San Nicolás fue azotado, no solo no renegó de la fe en
Jesucristo, sino que aprovechó toda ocasión para dar testimonio de Él. Luego fue
liberado por el emperador Constantino. Más tarde, surgió un hereje, llamado
Arrio, quien propagaba la herejía arriana, que negaba la Trinidad en Dios y
negaba también la Encarnación del Hijo de Dios, lo cual lleva, en consecuencia,
a no creer en la Presencia real de Jesús en la Eucaristía; San Nicolás se
opuso, participando del Concilio de Nicea, a esta doctrina falsa de Jesús, y no
permitió que los arrianos entraran a su ciudad de Mira. Según la tradición, el
santo murió el 6 de diciembre del año 345.
Por
último, ¿qué relación hay entre San Nicolás de Bari y el actual “Santa Claus” o
“Papá Noel”? La pregunta es importante, tanto más, cuanto que Santa Claus ha
desplazado, del centro de la Navidad, a Aquel que es el Dueño de la Navidad, el
Niño Dios. La otra pregunta es: ¿cómo fue que Santa Claus desplazó al Niño Dios
de la Navidad, hasta el punto de ponerse al centro de los festejos navideños,
haciendo olvidar casi por completo a Dios Niño? Para responder las preguntas,
tenemos que considerar que, por un lado, a San Nicolás se lo representaba, ya
sea con niños, por el hecho de haber intercedido y salvado milagrosamente a
tres los niños; otra costumbre que se tenía para su fecha era la de repartir
golosinas y regalos a los niños; a esto se le agrega el hecho de que con su
festividad, prácticamente comienzan los preparativos para los festejos de
diciembre –Navidad, Año Nuevo-; a esto se suma el hecho de que, como en alemán
se pronuncia “San Nikolaus”, lo empezaron a llamar “Santa Claus”; finalmente,
se comenzó a representarlo como un anciano vestido de rojo, con una barba muy
blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños,
para la época de Navidad. El otro elemento a considerar es que, basándose en
esta figura “cristiana” de San Nicolás –llamado Santa Claus y representado como
un anciano de barba blanca vestido de rojo y que reparte golosinas en época de
Navidad-, ciertos propagandistas comerciales “tomaron” la imagen, la vaciaron
de su contenido cristiano, la paganizaron, la asociaron a una marca de bebidas
gaseosas y, ayudados por la severa descristianización y neo-paganización que
vivimos en estos inicios del siglo XXI, este neo-Santa Claus, pagano, mercantil
y anti-cristiano, desplazó de las mentes y corazones de los mismos cristianos,
a Aquel que es el Dueño de la Navidad, el Niño Dios, Cristo Jesús, Dios hecho
Niño sin dejar de ser Dios, para que los hombres, haciéndonos como niños,
lleguemos a ser Dios por participación. Es decir, la figura de San Nicolás de
Bari, el “Santa Claus” o “San Nikolaus” alemán, no tiene nada que ver con el “Santa
Claus” o “Papá Noel” paganizado, cuya figura no-cristiana se difundió por todo
el mundo, con meros fines comerciales (vender una marca de gaseosa).
Mensaje
de santidad.
Una
de las cosas que más caracterizó a San Nicolás de Bari fue la caridad, que es
bondad, pero una bondad sobrenatural, es decir, una bondad que no es la simple
bondad humana, sino que es la misma bondad de Dios. La caridad es tener la
bondad de Dios en el corazón, y es por esta bondad, que se pueden amar a todos
los hombres, sin las limitaciones y las imperfecciones de la bondad humana. Sólo
así se explica que repartiera todo lo que tenía entre los pobres; sólo así se
explica que no solo no deseara los bienes terrenos –por eso es que los
repartía-, sino que lo único que deseaba era el bien celestial, que es el Reino
de Dios.
San
Nicolás se caracterizó entonces por amar a su prójimo y por ese motivo dio todo
lo que tenía, pero también se caracterizó por amar a Dios y este amor a Dios lo
demostró de un modo muy concreto, y fue defendiendo la Verdad acerca de Dios,
porque cuando apareció el hereje Arrio, que afirmaba falsedades acerca de Dios –que
no era Trino y que Jesucristo no era Dios Hijo-, San Nicolás se opuso
firmemente, defendiendo la Verdad de Dios Trino y de la Encarnación de Dios
Hijo, Jesús de Nazareth. Muchos católicos, frente a las mentiras y falsedades
que las sectas dicen acerca de Jesucristo, se callan, pero no por no saber qué
contestar, sino porque, en el fondo, no aman a Dios con amor de caridad, como
San Nicolás. Así, San Nicolás de Bari nos enseña cómo es y en qué consiste el
verdadero amor cristiano: amar al prójimo, dando incluso de lo necesario –no es
amor dar lo que sobra, porque eso es apenas justicia-, y amar a Dios,
defendiendo la Verdad de Dios, que es Uno y Trino y que la Segunda Persona, el
Hijo, se encarnó para nuestra salvación. Aprendamos entonces de San Nicolás de
Bari a amar a nuestros hermanos, dando incluso de lo que necesitamos y no de lo
que nos sobra, y aprendamos a amar a Dios, en la Verdad de la Eucaristía,
porque ese Dios Hijo, que se encarnó, es el mismo que continúa su Encarnación
en la Eucaristía. Para nosotros, defender la Verdad de Dios es defender la
Verdad de la Eucaristía, de la Presencia real de Nuestro Señor Jesucristo en la
Hostia consagrada.
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