San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

martes, 31 de enero de 2017

San Felipe Neri



San Felipe Neri es retratado mientras celebra la Santa Misa en el momento en el que, luego de la consagración del cáliz, lo eleva en ostentación. El detalle particular de la imagen es la levitación del santo que, experimentando la gracia del éxtasis divino y elevado del suelo, contempla a su Señor como anticipando ya en la tierra, la ligereza del cuerpo glorificado de los bienaventurados. Todavía más, puesto que en las Misas era muy frecuente que fuera arrebatado en éxtasis -que duraban unas dos horas-, los asistentes tomaron la costumbre de retirarse al “Agnus Dei”, luego de apagar los cirios, encender una lamparilla y colgar de la puerta un letrero para anunciar que San Felipe estaba celebrando todavía; después regresaban todos y la misa continuaba. Como fruto de sus éxtasis, el santo nos dejó esta meditación –en la que, parafraseándolo, podemos cambiar “Cristo” por “Eucaristía”-: “Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide; quien no trabaje por Cristo, no sabe lo que hace”. 

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