San Judas Tadeo martirizado
¿Qué nos dice San Judas Tadeo, en la carta del Nuevo
Testamento atribuida a él? Nos advierte acerca de dos corrupciones: del cuerpo
y de la fe. El mensaje principal es la lucha por la “fe que una vez fue
entregada al pueblo santo”: “3. Queridos míos, yo tenía un gran deseo de
escribirles acerca de nuestra común salvación, pero me he visto obligado a
hacerlo con el fin de exhortarlos a combatir por la fe, que de una vez para
siempre ha sido transmitida a los santos”. Esta fe, es la fe bimilenaria de la
Iglesia, transmitida por el Magisterio de la Iglesia y expresada en el Credo de
los Apóstoles.
Advierte luego acerca de las infiltración de falsas
doctrinas y falsos maestros, que utilizando la gracia de Dios de modo perverso,
la usan cmo “pretexto para su libertinaje, renegando de Jesucristo”: “4. Porque
se han infiltrado entre ustedes ciertos hombres, cuya condenación estaba
preanunciada desde hace mucho tiempo. Son impíos que hacen de la gracia de Dios
un pretexto para su libertinaje y reniegan de nuestro único Dueño y Señor
Jesucristo”. Son los falsos profetas, los que utilizan la Iglesia Católica, sus
estructuras y hasta sus fieles, para difundir ideologías contrarias al
cristianismo, como el marxismo y el liberalismo.
Anuncio
luego el castigo divino para quien pervierte la fe verdadera, y para ello toma
el ejemplo del Pueblo Elegido, algunos de cuyos integrantes, los que se
rebelaron contra Dios, murieron, y también el ejemplo de los ángeles caídos, “encadenados
eternamente” por Dios a causa de su rebeldía: “5. Quiero recordarles, aunque
ustedes ya lo han aprendido de una vez por todas, que el Señor, después de
haber salvado al pueblo, sacándolo de Egipto, hizo morir en seguida a los
incrédulos. 6. En cuanto a los ángeles que no supieron conservar su
preeminencia y abandonaron su propia morada, el Señor los tiene encadenados
eternamente en las tinieblas para el Juicio del gran Día”.
Luego
advierte, de modo particular, acerca de la severidad del castigo del fuego
eterno para quienes se dejan arrastrar por los pecados contra la Naturaleza (lo
cual no quiere decir que “Jesús o la Iglesia rechazan a los homosexuales por
ser homosexuales”, sino que se los acepta en su condición, pero se les pide lo
que se le pide a todo heterosexual: la conversión y la vida de castidad): “7.También
Sodoma y Gomorra, y las ciudades vecinas, que se prostituyeron de un modo
semejante a ellos, dejándose arrastrar por relaciones contrarias a la
naturaleza, han quedado como ejemplo, sometidas a la pena de un fuego eterno”.
Compara
a los que pervierten la fe –por ejemplo, Hans Küng-, con quienes “profanan sus
cuerpos”: “Los falsos maestros, profanan sus propios cuerpos y rechazan la
autoridad del Señor: 8. Lo mismo pasa con estos impíos: en su delirio profanan
la carne, desprecian la Soberanía e injurian a los ángeles gloriosos”.
Estos
–los falsos maestros y los que profanan sus cuerpos, sean homosexuales o
heterosexuales-, “blasfeman” (Versículos 9 y10), son “ambiciosos” (Versículos
11) y “profanadores, irreverentes”: “12. Ellos manchan las comidas fraternales,
porque se dejan llevar de la glotonería sin ninguna vergüenza y sólo tratan de
satisfacerse a sí mismos. Son nubes sin agua llevadas por el viento, árboles
otoñales sin frutos, doblemente muertos y arrancados de raíz”.
A
estos tales, “les espera el Castigo Eterno”: “13. olas bravías del mar, que
arrojan la espuma de sus propias deshonras, estrellas errantes a las que está
reservada para siempre la densidad de las tinieblas”.
De
ellos habla el profeta Henoc, cuando advierte que Dios espera pacientemente y
soporta los insultos y blasfemias contra Él, hasta que, cansado de tantas
injusticias, llegue en el Juicio Final para dar a cada uno lo que se mereció
con sus obras: “14. A ellos se refería Henoc, el séptimo patriarca después de
Adán, cuando profetizó: “Ya viene el Señor con sus millares de ángeles, 15.para
juzgar a todos y condenar a los impíos por las maldades que cometieron, y a los
pecadores por las palabras insolentes que profirieron contra él”.
Quienes
pervierten la fe y corrompen sus cuerpos, aun cuando sean religiosos –laicos o
consagrados-, lo que buscan en la Iglesia es “satisfacer sus propias pasiones”:
“Buscan satisfacer sus propias pasiones”, y para ello utilizan la adulación,
para corromper a las almas y obtener lo que quieren: “16. Todos estos son
murmuradores y descontentos que viven conforme al capricho de sus pasiones: su
boca está llena de petulancia y adulan a los demás por interés”.
Luego,
advierte a quienes aman a Jesucristo y desean mantenerse en su amistad y gracia,
recordándoles que los últimos tiempos de la humanidad se caracterizará por
quienes “se burlarán de todo y vivirán de acuerdo a sus pasiones” y no según la
Ley de Dios: “17. En cuanto a ustedes, queridos míos, acuérdense de lo que
predijeron los Apóstoles de nuestro Señor Jesucristo. 18. Ellos les decían: “En
los últimos tiempos habrá gente que se burlará de todo y vivirá de acuerdo con
sus pasiones impías”.
Refrendando
la Escritura, que afirma que “los que cosechan en la carne, siembran en la
carne, esto es, corrupción”, así también, los que no tienen verdadera fe ni
respetan sus cuerpos como “templos del Señor” –sean homosexuales o
heterosexuales-, “provocan divisiones” con sus perversiones, habladurías y
herejías, y es porque “no poseen el Espíritu” de Dios, que es fuente de unidad,
amor, paz, sabiduría divina: “19. Estos son los que provocan divisiones,
hombres sensuales que no poseen el Espíritu”.
Por
último, exhorta a permanecer fieles a Cristo, siendo fieles a la fe de la
Iglesia –expresada en el Catecismo y en el Credo-: “20. Pero ustedes, queridos
míos, edifíquense a sí mismos sobre el fundamento de su fe santísima”, y la
forma de permanecer fieles, es decir, de creer en la verdadera fe de Nuestro Señor
Jesucristo, el Hombre-Dios crucificado, muerto y resucitado, que prolonga su
Encarnación en la Eucaristía, es por medio de la oración “en el Espíritu Santo”:
“orando en el Espíritu Santo”.
Y
la mejor forma de “orar en el Espíritu Santo”, es hacerlo allí donde habita el
Espíritu Santo y es en el Corazón Inmaculado de María
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