San Expedito era un oficial romano practicante del
paganismo; un día, Nuestro Señor Jesucristo le concedió la gracia de la
conversión, manifestándose a su alma y dándose a conocer. Debido a que la
gracia de la conversión necesita de una respuesta libre, era necesario que San
Expedito diera su consentimiento a esta gracia, la cual implicaba el
reconocimiento de Jesucristo como Redentor y el rechazo de su antigua vida de
pagano, vida dominada por el pecado. Antes de que San Expedito diera su
respuesta, apareció el Demonio bajo la forma de un cuervo que, comenzando a
revolotear por encima suyo, repetía a cada momento: “Cras!”, que significa: “mañana”.
Es decir, el Demonio tentaba a San Expedito con la postergación de su
conversión, dejándola “para mañana”; no le decía que no debía convertirse, sino
que la dejara “para mañana”: “No te conviertas hoy; continúa tranquilamente con
tu vida de pagano, con tus pecados; mañana tendrás tiempo de convertirte; no
tomes decisiones apresuradas, disfruta un poco más de tu vida pagana y alejada
de Dios, ya mañana tendrás tiempo de elegir, con más tranquilidad”. Es decir,
en un momento determinado, San Expedito se vio en la disyuntiva de elegir: o
Jesús y su gracia y el comienzo de una nueva vida cristiana, o el Demonio y el
pecado y la continuación de una vida pagana y pecaminosa. Aferrado a la Santa
Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, San Expedito no dudó un instante en
responder: “Hodie!”, es decir: “¡Hoy!”, “Hoy me convierto; hoy dirijo mi
corazón hacia Jesucristo, Sol de Justicia, hoy reconozco a Jesús como a mi
Dueño y Señor, como a mi Redentor y Salvador; hoy dejo para siempre mi antigua
vida pagana y pecaminosa y comienzo a vivir la vida nueva de la gracia, la vida
de los hijos de Dios”. De esta manera, por su veloz respuesta, es que San
Expedito es el “Patrono de las causas urgentes”, y aunque tengamos varias
causas urgentes por las cuales pedimos su intercesión, la primera causa urgente
es aquella en la que él nos da ejemplo y es la conversión. Y así es ejemplo
también de cómo, asistidos por la gracia de Nuestro Señor Jesucristo y
abrazados a su Cruz, podemos vencer en toda tentación, cuando el Demonio, el
Tentador, nos sugiera cometer algún pecado (el Demonio nos tienta generalmente a
través de pensamientos que parecen buenos pero que conducen a un fin malo, ya
que excepcionalmente se aparece de modo visible, como a San Expedito):
levantando la Santa Cruz de Jesús en lo alto, recibió de Él su fuerza
omnipotente y, con un velocísimo movimiento, aplastó al Demonio en forma de
cuervo, el cual, sin darse cuenta, se había acercado caminando hasta ponerse a
distancia del santo. Que San Expedito interceda para que respondamos
prontamente a la gracia, a toda gracia que nos conceda Nuestro Señor
Jesucristo.
Bienaventurados habitantes del cielo, Ángeles y Santos, vosotros que os alegráis en la contemplación y adoración de la Santísima Trinidad, interceded por nosotros, para que algún día seamos capaces de compartir vuestra infinita alegría.
San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
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