En su Carta, San Judas Tadeo
sostiene la necesidad de conservar la fe en su pureza original, sin
contaminarla con elementos extraños a la misma, como el gnosticismo, que niega
la necesidad de la gracia santificante. Los gnósticos son aquellos católicos
que, dentro de la Iglesia ,
eligen creer en lo que quieren creer y dejan de creer en lo que quieren dejar
de creer: de esta manera, permanecen dentro de la Iglesia Católica ,
pero deforman de tal manera la fe verdadera en Cristo, que al final terminan
creyendo en otra iglesia, en otro cristo, en otra fe. Esto es lo que sucede
cuando se contamina la fe de la Iglesia
Católica con ideologías como la Teología de la Liberación , la Teología feminista, la Teología de la prosperidad,
etc.
A quienes pervierten la fe
en Cristo, San Judas Tadeo los compara con aquellos considerados como los más
impíos en el Antiguo Testamento: los que quitan la vida material de sus
hermanos, como Caín (Gn 4, 1-24) y los
que cometen impurezas, como las ciudades de Sodoma y Gomorra (Gn
19, 1-29). Con esto San Judas Tadeo nos quiere decir que la impureza de la fe,
es decir, la fe contaminada con razonamientos humanos, es comparable -y peor
aún- a los crímenes cometidos contra el hombre, como el asesinato, y es
reprobable como la impureza carnal.
Adulterar la fe verdadera,
la fe que nos dice que Cristo es Dios Hijo encarnado, nacido, muerto y
resucitado para nuestra salvación, que prolonga su sacrificio redentor en el
Santo Sacrificio del altar, la Santa Misa ,
y que está en Persona en la
Eucaristía , es comparable, según San Judas Tadeo, a asesinar
el alma de nuestros hermanos, así como Caín asesinó a su hermano.
Adulterar la fe verdadera,
la fe que nos dice que la Virgen María
es la Madre de
Dios, concebida en gracia y sin mancha de pecado, e inhabitada por el Espíritu
Santo, es equivalente a cometer impurezas peores que las que cometieron los
habitantes de Sodoma y Gomorra, según San Judas Tadeo.
Adulterar la fe, que se
deriva del misterio trinitario y por lo tanto las consecuencias morales y de
conducta que se derivan son inalterables, y que es lo que justifica, por ejemplo,
que el matrimonio monogámico y la familia que de éste se deriva, sean los
únicos posibles para el género humano, equivale a ser considerados como
merecedores del mismo castigo reservado a los ángeles rebeldes: “A los ángeles que no conservaron su dignidad, sino que
abandonaron su morada, los reservó para el día del juicio, en el abismo
tenebroso con cadenas eternas. Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades
comarcanas, siendo reas de los mismos excesos de impureza y entregados al
pecado aborrecible, resultaron a servir de advertencia, sufriendo la pena del
fuego eterno. De la misma manera amancillan estos también su carne, desprecian
la dominación, y blasfeman contra la majestad”.
El mensaje de santidad de
San Judas Tadeo es, entonces, el de conservar la pureza de la fe, sin
contaminarla con ideologías extrañas.
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