San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

martes, 19 de febrero de 2019

San Expedito y su triunfo sobre el Dragón



         Al contemplar la imagen de San Expedito podemos establecer cuáles fueron las causas que lo convirtieron en un santo. Por un lado, San Expedito sostiene la Santa Cruz de Nuestro Señor; bajo uno de sus pies, yace aplastado un cuervo. ¿Qué significado tiene esto? Por un lado, que la fuerza para resistir la tentación del maligno, de postergar su conversión para otro día, para el día siguiente, viene de la Cruz. En efecto, habiendo recibido San Expedito, que era pagano, la gracia de la conversión, se le apareció el Demonio en forma de cuervo, quien graznaba diciendo: “Cras, cras”, que en latín significa “mañana”. Es decir, el Demonio le decía que podía continuar tranquilamente con su vida de pagano por el día de hoy; total, ya habría tiempo de convertirse el día de mañana. Sin embargo, eso es una falacia, porque no sabemos si estaremos vivos el día de mañana y si postergamos nuestra conversión, puede que muramos sin convertirnos. San Expedito se encontraba entonces en la disyuntiva de elegir, o la conversión hacia Jesucristo, respondiendo inmediatamente a la gracia, o bien continuar como pagano, posponiendo la conversión y rechazando la gracia.
         Sin dudarlo un instante, e impulsado por la fuerza que le venía de la Santa Cruz que sostenía en sus manos, San Expedito respondió velozmente  a la gracia, eligiendo a Jesucristo de modo inmediato, en vez de ceder a la tentación. Por esta razón, San Expedito es el Patrono de las causas urgentes, la primera de las cuales es la conversión del alma a Dios.
         Por otro lado, en la imagen de San Expedito vemos que aplasta con su pie a un cuervo: no se trata de un animal, sino del Demonio en forma de cuervo. Éste, inadvertidamente, en su deseo de hacer caer en la tentación al santo, se le acercó demasiado, siempre en forma de cuervo y, cuando se encontraba a la distancia del pie del santo, éste, con la fuerza que recibió de la Cruz, lo aplastó. Esto nos enseña que no hay ninguna tentación que no pueda ser vencida con la fuerza de la Cruz.
         El santo nos enseña dos cosas, entonces: que no debemos dilatar la decisión de la conversión, empezando desde ahora mismo a vivir como hijos de Dios y de la gracia santificante y que cualquier tentación puede ser vencida con la fuerza de la Cruz. Al recordar al santo en su día, le pidamos la gracia de que interceda para que seamos siempre prontos a la gracia y que recurramos a la Santa Cruz de Jesús en los momentos de tentación.

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