San
José, Esposo casto y puro y meramente legal de María Santísima, era también
Padre adoptivo del Hijo de Dios encarnado, Jesús de Nazareth. Como jefe de la
Sagrada Familia, experimentó los dolores, gozos y tribulaciones de las familias
terrenas, pero en su caso, tanto sus dolores como sus gozos, adquirieron una
dimensión sobrenatural, porque participó, de modo eminente, de la santidad de
su Hijo y de su Esposa. Ofrecemos la meditación de sus Siete Dolores y Gozos en
honor a San José, al tiempo que le pedimos que interceda para que lo imitemos
en su más grande virtud: el amor casto y
puro a la Madre de Dios y a su Hijo adoptivo Jesús.
Primer Dolor: San José experimenta el
Primer Dolor cuando, estando desposado legalmente con María, y antes de
convivir, se entera que María está embarazada. No podía saber, de ninguna
manera, que el fruto del vientre de María Santísima, su Esposa, no provenía de
hombre alguno, sino de Dios, Uno y Trino; San José no podía saber que la
Santísima Trinidad en Persona había elegido, en primer lugar, a María
Santísima, para que sea la Única creatura digna de un doble privilegio, el ser
Madre y Virgen al mismo tiempo; no podía saber San José que el Niño engendrado
en María no era fruto de un amor humano, sino del Divino Amor, porque era la
Persona-Amor de la Trinidad, el Espíritu Santo, el que había llevado, por
voluntad de Dios Padre, a Dios Hijo, desde el seno del Eterno Padre, al seno de
la Virgen Madre; no podía saber, San José, que la Concepción de María era fruto
del Amor de Dios y no de un amor humano y que la fecundación fue milagrosa y no
al modo humano. Porque San José no sabía nada de esto, experimenta un profundo
dolor, el Primer Dolor, pero para no hacer quedar en evidencia a su amada
Esposa, decide abandonarla en silencio, con su corazón estrujado por el dolor
de creer que su amada Esposa le había sido infiel.
Primer
Gozo: el Primer Dolor de San José es quitado cuando el Arcángel, en sueños,
le revela la verdad celestial y sobrenatural del embarazo de su Esposa, dando
así lugar al Primer Gozo. Mientras dormía, el Arcángel le dice a San José: “José,
hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha
engendrado en ella es del Espíritu Santo” (Mt 1, 20). La revelación del Ángel
no solo le quita el dolor de creer que María había concebido de otro varón que
no fuera él, sino que le concede el gozo celestial de saber no solo que su
Esposa siempre le había sido fiel y en ningún momento había roto la promesa
nupcial, sino que además le revela que “el Niño que se ha engendrado en María
es del Espíritu Santo”. San José experimenta así el Primer Gozo, el de saber
que su Esposa siempre le había sido fiel y el de saber que sería Padre Adoptivo
del Hijo de Dios Encarnado, llevado al seno virgen de María por el Amor de
Dios, el Espíritu Santo. El Primer Gozo de San José está formado entonces, por dos
alegrías: que María era Virgen y Madre de Dios, al tiempo que Esposa Siempre
Fiel y que el Hijo concebido en María era Dios Hijo encarnado.
San José, esposo casto de María Santísima, por el dolor que experimentaste al pensar que deberías abandonarla y por el gozo que inundó tu nobilísimo corazón cuando por el anuncio del ángel supiste que el Hijo de María era el Hijo de Dios, concebido por el Espíritu Santo, te suplicamos que intercedas para que crezcamos cada día en el amor a la Virgen y a Jesús. Amén.
Padrenuestro, Ave y
Gloria.
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