San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

martes, 13 de agosto de 2019

San Maximiliano Kolbe



         Vida de santidad[1].

Nacido en Polonia, su familia, fervientemente devota de la Santísima Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de Schesztokowa, le transmitió este gran amor por la Madre de Dios, amor que habría de marcar toda su vida, a la cual podemos definir esencialmente mariana. Ingresó en 1910 en los franciscanos, obteniendo en 1915 en la Universidad de Roma el doctorado en filosofía y en 1919 el doctorado en teología. Fue ordenado sacerdote en 1918.
Decimos que su vida fue esencialmente mariana, porque todos los esfuerzos de San Maximiliano estaban dirigidos a hacer conocer a la Santísima Virgen. Para conseguir este objetivo, fundó en 1927 en Polonia la Ciudad de la Inmaculada, una gran organización, que tuvo mucho éxito y una admirable expansión. Luego funda en Japón otra institución semejante, con éxito admirable.
Para propagar aún más el conocimiento, el amor y la devoción a la Santísima Virgen, el padre Maximiliano fundó dos periódicos: “El Caballero de la Inmaculada”, y “El Pequeño diario”, además de organizar una imprenta en la ciudad de la Inmaculada en Polonia. En Japón fundó una revista católica que pronto llegó a tener una tirada de quince mil ejemplares, lo cual se considera un verdadero milagro en ese país donde los católicos casi no existían. También fundó y dirigió una revista llamada “El caballero de la Inmaculada” y una radiodifusora. Todo lo que construyó fue destruido por la guerra, ya que el padre San Maximiliano fue hecho prisionero por los nazis al poco tiempo de iniciada la Segunda Guerra Mundial. Una vez prisionero en el campo de Auschwitz, San Maximiliano ofrendó su vida en testimonio de Cristo, intercambiándola por un padre de familia que iba a ser fusilado por los nazis. Estos aceptaron la propuesta del Padre Maximiliano, de morir él en lugar del padre de familia y fue así que fue conducido a una celda en donde se lo dejó morir de hambre junto con otros diez prisioneros. Todos murieron menos él, por lo que los nazis, que necesitaban la celda para nuevos prisioneros, pusieron fin a la vida de San Maximiliano Kolbe inyectándole cianuro. Era la víspera de la Asunción de la Virgen, el 14 de agosto de 1941.

         Mensaje de santidad.

Además de su gran amor a la Virgen, particularmente bajo la advocación de la Inmaculada Concepción y el deseo ardiente de que la Madre de Dios fuera conocida por la mayor cantidad de gente posible, podemos decir que el legado de santidad de San Maximiliano consta de dos coronas: la de la pureza y la del martirio. En efecto, cuando era niño tuvo un sueño en el cual la Virgen María le ofrecía dos coronas, si él permanecía fiel a la devoción mariana. Eran dos coronas, una corona blanca y otra roja: la blanca simbolizaba la virtud de la pureza, mientras que la roja, el martirio. El santo vivió a la perfección la doble pureza necesaria para el Reino de los cielos, la pureza del cuerpo y la pureza del alma, es decir, la castidad perfecta y la fe perfecta, sin contaminaciones con herejías y también mereció la corona del martirio porque, imitando a Cristo, que en la Cruz se ofreció como Víctima Inocente por nuestra salvación, San Maximiliano Kolbe, participando de la Pasión del Señor, se ofreció en intercambio para salvar la vida de un padre de familia. En su día, le pedimos a San Maximiliano Kolbe que intereceda para que, a imitación suya, amemos hasta el extremo a la Madre de Dios y a su Hijo Jesucristo.

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