San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

miércoles, 19 de enero de 2011

Pidamos a San Expedito que intervenga urgentemente, intercediendo por nuestra conversión


San Expedito es conocido como el santo de las "causas urgentes", porque él mismo, en su conversión, obró de manera rápida, urgente, sin dilatar su "sí" a Jesucristo: cuando recibió en su alma la gracia de la conversión, proveniente del Espíritu Santo, no dudó ni un instante, abandonando en el acto su vida de pagano, y abrazando la fe cristiana.
Como pagano, San Expedito llevaba una vida alejada de Dios, porque no conocía al Dios verdadero y, muy probablemente, creía en ídolos y en supersticiones, como hacían los romanos de su tiempo, que adoraban a muchos dioses. Vivía en la oscuridad, y alejado de la Verdad Absoluta, que es Dios.
Pero en el instante en el que San Expedito recibió la gracia de la conversión, en el instante en el que su alma fue iluminada por la luz de la gracia, donada por el Espíritu Santo, San Expedito no dudó ni un instante, y dando su asentimiento a la gracia, permitió que esta lo iluminara desde lo más profundo de su ser, y fue así como se convirtió. Rechazó las tinieblas del paganismo, y abrazó la luz eterna de Dios, revelada y manifestada en la cruz de Cristo y en su resurrección.
Esta conversión del santo está graficada en el episodio por el cual lo conocemos: cuando recibió la iluminación interna que lo llamaba a abrazar la cruz de Cristo, y a dejar el mundo de las tinieblas, del pecado, y del rechazo de Dios, se le apareció en ese momento la bestia del Averno, el demonio, bajo la forma de un horrible cuervo negro, que comenzó a sobrevolar sobre San Expedito, diciéndole con graznidos: "Cras, cras", que significa: "Mañana, mañana". El demonio buscaba tentar al santo proponiéndole postergar su conversión, dejándola para otro día. Si San Expedito aceptaba la propuesta del demonio, cayendo en su trampa, el demonio tendría la oportunidad de tentarlo con mucha más fuerza, aprovechando la negación que San Expedito haría de la gracia. Pero San Expedito, enamorado de la luz eterna de Dios, Jesucristo, y encendido su corazón en el Amor divino, demostrado en el sacrificio de Cristo en la cruz, rechazó en el acto la tentación demoníaca, y aprovechando que el demonio, en figura de cuervo, se le había acercado a sus pies, lo aplastó con la fuerza de Cristo crucificado, diciendo: "Hodie", que significa: "Hoy". Es decir, al "mañana" incierto del demonio, San Expedito le responde "hoy", con el eterno y seguro presente de Cristo, sin posponer en absoluto su conversión.
Debemos aprender del ejemplo de la aceptación de la gracia de San Expedito, porque Dios concede a todos la gracia de la conversión, pero también debemos aprender de su rechazo de las tentaciones del demonio, porque, al igual que en los tiempos del santo, el demonio también se presenta hoy, buscando engañarnos.
Hoy, más que nunca, el demonio se manifiesta en múltiples formas, bajo múltiples tentaciones, pues estamos inmersos en una cultura satánica, que posee manifestaciones del infierno, ya sea en la música, en el cine, en la televisión, en internet, en la cultura, en la ciencia, en la educación, es decir, en prácticamente todas las manifestaciones del hombre: aborto, eutanasia, educación sexual anti-natural para niños, eugenesia, películas con contenido pagano -Avatar- o demoníaco -Harry Potter-, programas televisivos en donde se incita a la lujuria y a la lascivia, música con mensajes subliminales, espectáculos con contenido abiertamente satánico, etc., que nos proponen dejar de lado la conversión, no sólo para un incierto mañana -no sabemos si moriremos esta noche-, sino para "nunca": la propuesta del demonio para nuestros días no es dejar la conversión para mañana, sino posponerla para siempre, para que, adormecidos en su tentación, cerremos los ojos en esta vida, y los abramos en el infierno.
Los cristianos, que vivimos en una cultura cada vez más satánica -es la cultura de la muerte, que busca la muerte corporal y también la espiritual del hombre-, estamos tentados, y lo somos cada vez más, y es por eso que el ejemplo de San Expedito es totalmente válido para nuestros días: como San Expedito, también nosotros debemos decir: "Hoy", "ya", "ahora" decido la conversión; "Hoy" rechazaré esta tentación; "Hoy" lucharé contra mi defecto dominante; "Hoy" viviré el amor cristiano con mi prójimo; "Hoy" perdonaré a quien me ofendió; "Hoy" pediré perdón por el daño o las ofensas cometidas. "Hoy" y no mañana, como San Expedito.
Es esta la "causa urgente" que debemos pedir al Santo -no hay ninguna otra "causa urgente" más importante, ni el trabajo, ni la salud, ni el pan para comer- para que interceda por nosotros y por nuestros seres queridos: la conversión del corazón, "ahora", "ya", "urgente", porque no sabemos si habremos de morir esta noche, y así la muerte nos sorprenderá con el corazón vuelto hacia la luz eterna de Cristo.

1 comentario:

  1. super bonito las palbras de san espedito uno siempre tiene que acordarse de el no es necesario cuando uno tenga alguna causa es por eso que invito a creer en dios y en la viegen porque el jams nos va dejar de lado por mas que sea el pecado

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