San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

lunes, 24 de junio de 2019

San Josemaría Escrivá de Balaguer y la santidad para el hombre del siglo XXI


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         Los lineamientos centrales para la santidad, presentados por el fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá de Balaguer, tienen fundamento escriturístico. En efecto, para San Josemaría, el hombre podía y debía santificarse en el trabajo, haciendo de su trabajo diario –su deber de estado, porque aquí está comprendido el que estudia- de cara a Dios, es decir, con el crucifijo enfrente, de manera de ofrecer el trabajo realizado a Dios Padre, por Jesucristo, en el Espíritu Santo. Este elemento de la santificación del trabajo diario tiene su fundamento escriturístico, como hemos dicho y se encuentra en el Génesis, en donde Dios manda al hombre a que “guardara y cultivara” la Creación, es decir, que trabajara. El trabajo, entonces, es un encargo divino y para hacerlo agradable a Dios, se necesitan dos cosas: entregarlo a Dios por medio de Jesucristo –por eso lo del crucifijo- y hacerlo lo mejor posible, porque así como en la Antigüedad no se podía ofrecer a Dios en sacrificio un animal defectuoso, sino el mejor de ellos y el más sano, así de la misma manera, no se puede ofrecer a Dios un trabajo hecho de mala gana, con pereza, con falta de intención de hacernos santos por el trabajo.
         El segundo lineamiento para la santidad se encuentra también en las Escrituras y es central en el Opus Dei, pues se trata de vivir la filiación divina recibida en el bautismo sacramental. Aquí también es central la Cruz, porque el que vive la filiación divina, la vive en la imitación de Cristo y en la participación de la Pasión y Muerte en Cruz de Cristo. No se puede vivir la filiación divina sino es en estrecha e íntima unión de amor con Cristo crucificado, puesto que ahí, en la Cruz, es en donde Cristo revela los planes de salvación que Dios tiene para sus hijos, a los que adopta al pie de la Cruz. Entonces, en la filiación divina, elemento central en la santificación según el espíritu de la Obra, la Cruz tiene un lugar central, porque es en la Cruz en donde Jesús, en cuanto Hijo de Dios, lleva a cabo la salvación de los hombres y es en la Cruz en donde Dios adopta a los hombres como hijos suyos.
         Por último, el tercer lineamiento de santidad dado por San Josemaría es el cumplir la Voluntad de Dios, hecho que se refleja en la pesca milagrosa: en efecto, Pedro y los demás tenían motivos de sobra para decirle a Jesús que no habrían de pescar más y tampoco en el lugar donde Él decía, porque se habían pasado la noche pescando, sin resultados y además ya era de día y la pesca con fruto se hace de noche. Sin embargo, Pedro, dejando de lado sus razonamientos humanos, obedece a la Voluntad de Dios y, confiando en Dios, en su Poder, en su Sabiduría y en su Amor, arroja las redes al mar y lo que obtiene, en premio a su conformidad con la Voluntad de Dios, es la pesca milagrosa. De la misma manera, en el Opus Dei el alma se santifica cumpliendo la Voluntad de Dios y dejando de lado lo que nuestra débil razón no comprende, cuando se trata de los misterios insondables de la Voluntad Divina.
         El que se esfuerce por cumplir estos tres lineamientos –santificación del trabajo, vivir la divina filiación, cumplir la Voluntad divina-, tiene el Cielo asegurado, según San Josemaría Escrivá de Balaguer.

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