San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

jueves, 21 de diciembre de 2017

San Pedro Canisio


         San Pedro Canisio nació en el año 1521 y murió en Friburgo, Suiza, en 1597. Devoto del Corazón de Jesús. Fue un eminente teólogo jesuita holandés, predicador, escritor y Doctor de la Iglesia, llamado “el segundo evangelizador de Alemania”, después de San Bonifacio.
San Pedro Canisio es llamado también “el martillo de los herejes” por defender la fe católica de las falsas enseñanzas de la herejía protestante. Es el Creador y Patrono de la Prensa Católica. Su preocupación era salvar las almas de los habitantes de muchas ciudades de Alemania de las falsas enseñanzas de los protestantes, para lo cual trabajó incansablemente, con el fin de traer de vuelta a la Iglesia Católica a los que habían aceptado las herejías protestantes. Cuando la gente le decía que él trabajaba muy duro, San Pedro Canisio respondía así: “Si usted tiene mucho por hacer, con la ayuda de Dios, encontrará tiempo para hacerlo todo”. Otras veces decía: “Descansaremos en el cielo”.
A la edad de veintiséis años, San Pedro Canisio   asistió   a dos sesiones del Concilio de Trento, una en Trento y otra en Bolonia, como teólogo del cardenal Truchsess y consejero del Papa. En vez del cardenalato que el papa le ofreció Pedro Canisio prefirió el humilde servicio a la comunidad, empleando el tiempo en la oración y en la penitencia.
Con respecto a la homosexualidad, afirmaba lo siguiente: “Aquellos que no tienen vergüenza de violar la ley divina y natural son esclavos de esta infamia que jamás será  suficientemente execrada”[1]. Lo llama también: “crimen atroz y pecado nefando en su naturaleza misma”: “Según la Escritura, los sodomitas eran gente pésima y grandes pecadores ante el Señor. Este crimen atroz y pecado nefando en su naturaleza misma fue execrado por Pedro y Paulo, y la Escritura verdaderamente lo atacó con declaraciones de fuerte magnitud”[2].
Además de condenar la homosexualidad, impureza del cuerpo, San Pedro Canisio condenaba otra impureza todavía más grande, si cabe, la impureza del alma, la herejía, y mucho más, cuando la herejía era propagada por sacerdotes. En un intercambio epistolar con el fundador de los Jesuitas, San Ignacio de Loyola, el santo fundador le decía así acerca de esta impureza de la fe, que termina por contaminar el alma (lo cual compartía plenamente San Pedro Canisio): “No debería tolerarse curas o confesores que estén tildados de herejía; y a los convencidos en ella habríase de despojar en seguida de todas las rentas eclesiásticas; que más vale estar la grey sin pastor, que tener por pastor a un lobo. Los pastores, católicos ciertamente en la fe, pero que con su mucha ignorancia y mal ejemplo de públicos pecados pervierten al pueblo, parece deberían ser muy rigurosamente castigados, y privados de las rentas por sus obispos, o a lo menos separados de la cura de almas; porque la mala vida e ignorancia de éstos metió a Alemania la peste de las herejías”[3].
Se lo reconoce también como el pionero de la prensa católica, porque si bien la imprenta ya había sido inventada, los católicos no habían hecho mayor uso de ella, situación que cambió con la aparición de Pedro Canisio.
San Pedro empezó a preparar su famoso catecismo o “Resumen de la Doctrina Cristiana”, que apareció en 1555. A esa obra siguieron un “Catecismo Breve” y un “Catecismo Brevísimo”, que alcanzaron enorme popularidad. Dichas obras serían para la Contrarreforma Católica lo que los pseudo-catecismos de Lutero habían sido para la Reforma Protestante. Fueron reimpresos más de doscientas veces y traducidos a quince idiomas (incluyendo el inglés, el escocés de Braid, el hindú y el japonés) en vida del autor. También ayudó a formar varias editoriales católicas.
Además de los Catecismos, San Pedro Canisio escribió un breviario y algunas obras de María. Incluso después de haber sufrido un accidente cerebro-vascular (ACV) antes de su muerte, lo cual le impedía escribir, él dictaba sus enseñanzas a su fiel secretaria, quien dio a conocer las palabras de San Pedro Canisio de esta etapa de su vida. Es decir, “predicó a tiempo y a destiempo”, como dice la Escritura (cfr. 2 Tim 4, 2).
En Praga, Pedro Canisio devolvió la fe a gran parte de la ciudad, y el colegio que fundó era tan bueno, que aun los protestantes enviaban a él a sus hijos.
En 1559, a instancias del rey Fernando, fue a residir a Augsburgo durante seis años. Ahí reavivó una vez más la llama de la fe, alentando a los fieles, tendiendo la mano a los caídos y convirtiendo a muchos de los que se habían desviado de la verdadera fe.  Además, convenció a las autoridades para que abriesen de nuevo las escuelas públicas, que habían sido destruidas por los protestantes. Al mismo tiempo que hacía todo lo posible por impedir la divulgación de los libros inmorales y heréticos, divulgaba en cuanto podía los libros buenos, ya que comprendía, por intuición, cómo aumentaba la importancia de la prensa. En aquella época recopiló y editó una selección de las cartas de San Jerónimo, el “Manual de los Católicos”, un martirologio y una revisión del Breviario de Augsburgo. En Alemania se reza todavía, los domingos, la oración general compuesta por el santo.



[1] Significado de Execrar: Condenar y maldecir [una persona o cosa] con autoridad. Rechazar y aborrecer una cosa censurable. Abominar.
[2] Cfr. San Pedro Canisio, De pecatis in coelum clamantibus, III. Summa Doctrina Christiana, 141.
[3] San Ignacio de Loyola, Carta a San Pedro Canisio, 13 de Agosto de 1554.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario