San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

domingo, 27 de enero de 2013

Santo Tomás de Aquino y su doctrina sobre Dios



         La especulación filosófica y teológica de Santo Tomás proporciona bases sumamente sólidas para la demostración de la existencia de Dios, primero, y para la fe en la Revelación de Cristo, después.
         Por la razón filosófica, a través de las cinco vías –movimiento, causalidad eficiente, contingencia de los seres, perfección de los seres, gobierno del mundo-, Santo Tomás llega al descubrimiento de la existencia de Dios, de modo tal que con la simple observación del mundo creado, la razón puede afirmar, sin dudar, la existencia de un Ser superior al que se le llama “Dios”. Por esta vía, se llega al conocimiento de Dios como Acto de Ser Puro, perfectísimo, por cuya condición de Acto de Ser Increado, dependen por participación todos los seres creados. Por las cinco vías de Santo Tomás, la razón humana llega al conocimiento firme de la existencia de Dios como Acto de Ser que Es “fuera” y “por encima” del hombre, el cual a su vez no se explica sin la referencia a este Ser Increado llamado “Dios”. El hombre no se entiende en su ser creatural y participado, sino es en relación de dependencia en su ser y existir, a este Ser que es Acto Puro de Ser.
         La especulación filosófica de Santo Tomás permite, además de llegar al conocimiento de la existencia de Dios como Acto de Ser Increado, llegar al conocimiento propio de la especulación teológica, conocimiento que es más elevado y profundo, por cuanto su contenido no es fruto de la elaboración de la razón, sino de las verdades inmutables transmitidas por la Revelación de Cristo: Dios es Uno y Trino, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Verbo de Dios, se encarnó en Jesús de Nazareth, al asumir hipostáticamente una naturaleza humana, y dicha encarnación se verificó por obra y gracia de la Tercera Persona, el Espíritu Santo, hecho para el cual la Trinidad creó una mujer concebida en gracia y llena del Espíritu Santo, la Virgen María.
         La solidez del pensamiento filosófico y teológico de Santo Tomás permite por lo tanto llegar a un doble conocimiento de Dios: por la vía natural, y por la vía sobrenatural, y esto sin ningún tipo de error. Paralelamente, impide elaborar conceptos erróneos, heréticos y blasfemos acerca de Dios y de Cristo, Dios encarnado, como los que lamentablemente se vienen sucediendo en estos últimos tiempos: la negación de la virginidad de María y la divinidad de Cristo, por el sacerdote jesuita colombiano Alfonso Llano[1], y la más reciente, la negación de la existencia de Cristo, como lo sostiene tristemente el sacerdote irlandés dominico Tom Brodie, apartado de su cargo de enseñanza del Instituto Bíblico Dominico, en su libro: “Más allá de la pregunta sobre el Jesús Histórico” (“Beyond the Quest for the Hisorical Jesus”)[2].
         La especulación filosófica y teológica de Santo Tomás impide semejantes aberraciones.


[1] http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/1211260241-ies-hoy-la-compania-de-jesus
[2] http://www.thesun.ie/irishsol/homepage/news/4754775/Pulpit-Fiction.html

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