San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

martes, 23 de julio de 2019

Santa Brígida de Suecia y los que crucifican a Jesús



Brígida nació en Upsala (Suecia), en 1303[1].
De niña su mayor gusto era oír a la mamá leer las vidas de los Santos.
Cuando apenas tenía seis años ya tuvo su primera revelación. Se le apareció la Santísima Virgen a invitarla a llevar una vida santa, totalmente del agrado de Dios. En adelante las apariciones celestiales serán frecuentísimas en su vida, hasta tal punto que ella llegó a creer que se trataba de alucinaciones o falsas imaginaciones. Pero consultó con el sacerdote más sabio y famoso de Suecia, y él, después de estudiar detenidamente su caso, le dijo que podía seguir creyendo en esto, pues eran mensajes celestiales.
Cuando tenía trece años asistió a un sermón de cuaresma, predicado por un famoso misionero. Y este santo sacerdote habló tan emocionantemente acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo, que Brígida quedó totalmente entusiasmada por nuestro Redentor. En adelante su devoción preferida será la de Jesucristo Crucificado.
Un día rezando con todo fervor delante de un crucifijo muy chorreante de sangre, le dijo a Nuestro Señor: - ¿Quién te puso así? - y oyó que Cristo le decía: “Los que desprecian mi amor”. “Los que no le dan importancia al amor que yo les he tenido”. Desde ese día se propuso hacer que todos los que trataran con ella amaran más a Jesucristo.
         Según esta misma revelación de Jesús, Él está todo cubierto de Sangre en la Pasión y en la Cruz no sólo por los soldados romanos, sino por todos los que “desprecian su amor”.
         ¿Y quiénes son los que desprecian su amor?
         Son los que prefieren ver horas de televisión o internet, en vez de dedicar un tiempo a la oración.
         Son los que prefieren el ocio y los pasatiempos, antes que asistir a Misa los domingos.
         Son los que prefieren ocultar sus pecados a Dios, antes que confesárselos en la Confesión Sacramental.
Son los que prefieren los manjares del mundo antes que alimentarse del manjar de los cielos, la Sagrada Eucaristía.
         Son los que prefieren el rencor y la venganza, antes que el perdón y el amor al enemigo, como Cristo nos enseñó en el Evangelio.
         Son, en fin, los católicos tibios, a los que el mismo Dios desea vomitar de su boca a causa de su tibieza.


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