El Sagrado Corazón en el Huerto de Getsemaní
El Corazón de Jesús, es decir, su órgano físico, constituido por músculo cardíaco, que en su Cuerpo ejerce la función de hacer circular la sangre por todo el organismo, como lo hace el corazón de cualquier ser humano, está unido, en su realidad metafísica y espiritual, al Corazón único de Dios Uno y Trino, porque fue asumido hipostáticamente, es decir, personalmente, por
Este hecho, el hecho de ser el corazón del Hombre-Dios -esto es, un corazón humano unido al Corazón único de Dios Trino- es lo que explica qué es lo que siente Jesús en su Corazón, y cuál es el alcance de sus sentimientos y afectos humanos.
Jesús es Hombre-Dios, es Dios hecho hombre, sin dejar de ser Dios, por lo tanto, su corazón humano, posee todos los afectos y los sentimientos que posee todo corazón humano, por supuesto que sin mezcla alguna de maldad, de pecado: alegría, gozo, tristeza, dolor, angustia; a la vez, estos afectos y sentimientos humanos, están divinizados por el contacto con el Corazón único de
Al poseer un corazón humano, como cualquier otro corazón humano, poseía Jesús también todos los sentimientos que todo corazón humano tiene: así, sintió tristeza, hasta el llanto, por la muerte de su amigo Lázaro (cfr. Jn 11, 33-35); sintió tristeza, hasta el llanto, por la ruina de Jerusalén (cfr. Lc 19, 41-44); sintió tristeza, hasta el llanto, en el Huerto de Getsemaní, ante el abandono de sus discípulos y la cercanía de sus enemigos, que deseaban darle muerte (cfr. Lc 22, 39-46).
¿Qué expresa el llanto del Sagrado Corazón de Jesús? Si era hombre, y lloraba, ¿esto es signo de debilidad? El llanto no es sinónimo de debilidad en ningún hombre, y mucho menos en Jesús: es expresión exterior de la amargura, de la tristeza y del dolor que experimenta el Sagrado Corazón en el Huerto, al contemplar la muerte de las almas por el pecado mortal, aceptado libre y voluntariamente, gustosamente, y proclamado como un derecho humano; el llanto expresa el dolor, la tristeza y la amargura, de ver la ruina de tantas almas que, habiendo recibido el amor de Dios por el sacramento del Bautismo, de
El Sagrado Corazón de Jesús lloró ante la tumba de su amigo Lázaro; lloró ante la ruina de Jerusalén; lloró en el Huerto, ante la condenación de quienes lo desprecian y lo rechazan. Debido a que
Pero el Corazón de Jesús también experimenta consuelo y alegría, al saber que a lo largo del tiempo habrían almas piadosas y compasivas, llenas de amor hacia Él y hacia su Madre, que con su amor iban a reparar por los que no creen, ni esperan, ni adoran, ni aman.
Consolemos al Sagrado Corazón, que llora y sufre en el Huerto de Getsemaní, ofreciéndole sacrificios, ayunos, obras de misericordia, reparación, y amor.
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