San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

sábado, 15 de febrero de 2020

San Valentín


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          Vida de santidad[1].

San Valentín era un sacerdote que hacia el siglo III ejercía en Roma, durante el gobierno del emperador Claudio II. Resulta que este emperador tomó la decisión de prohibir la celebración de matrimonios -sobre todo para los jóvenes-, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras, al no tener esposa ni familia para mantener económica y afectivamente. De esta manera, todos los matrimonios sacramentales quedaron suspendidos por decreto en el imperio. Sin embargo, San Valentín, consciente del valor del sacramento del matrimonio y considerando que el decreto del emperador atentaba contra la Ley de Dios, decidió no acatarla y esto está bien, porque las leyes injustas no se deben de ninguna manera acatar. San Valentín, considerando entonces que el decreto era injusto, no lo acató de ninguna manera y por el contrario, se dedicó a celebrar matrimonios sacramentales en secreto; es aquí donde surge el hecho de que San Valentín sea sea considerado el patrono de los enamorados.
El emperador Claudio se enteró de las actividades sacerdotales de San Valentín y como San Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, lo llamó a Palacio. San Valentín aprovechó la ocasión para evangelizar al emperador y su corte. Aunque en un principio Claudio II mostró interés por la conversión al cristianismo, sin embargo fue persuadido de lo contrario principalmente por el gobernador de Roma, llamado Calpurnio.
Inclinado explícitamente al paganismo y rechazando las actividades en favor del matrimonio sacramental que hacía San Valentín, el emperador Claudio dio entonces la orden de que encarcelasen a Valentín. Estando en la cárcel, hizo el milagro de devolverle la vista a la hija ciega del jefe de la cárcel, llamado Asterius, quien desde entonces se convirtió al cristianismo. Este hecho no consiguió la libertad de San Valentín, quien continuó preso en la cárcel hasta que el emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de Febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que  el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.
La fecha de celebración del 14 de febrero fue establecida por el Papa Gelasio para honrar a San Valentín entre el año 496 y el 498 después de Cristo. Los restos mortales de San Valentín se conservan actualmente en la Basílica de su mismo nombre, que está situada en la ciudad italiana de Terni (Italia). Cada 14 de febrero se celebra en dicho templo, un acto de compromiso por parte de diferentes parejas que quieren contraer matrimonio al año siguiente.

Mensaje de santidad.

San Valentín es un ejemplo para nuestros días porque él murió dando testimonio de Cristo y del misterio esponsal de Cristo Esposo unido a la Iglesia Esposa, manifestado y participado en el sacramento del matrimonio. Es ejemplo para nuestros días, porque nunca antes se había desvalorizado tanto el sacramento del matrimonio como lo vemos hoy en día. En vez de considerarlo como es, como una inserción de los esposos en el misterio esponsal entre Cristo y la Iglesia, que convierte al varón en prolongación y representación de Cristo Esposo y a la mujer la convierte en prolongación de y representación de la Iglesia Esposa, ante el mundo y la sociedad, con la riqueza de gracia que esto representa, se ve al matrimonio sacramental como un simple compromiso humano que se reduce a un consentimiento firmado, que puede romperse cuando los esposos así lo decidan. Al recordar a San Valentín en su día, recordemos el valor inapreciable del sacramento del matrimonio, por el cual el varón se convierte en imagen de Cristo Esposo y la mujer, en imagen de la Iglesia Esposa. También es un momento para reflexionar acerca de las exigencias de la fe católica, puesto que creer en Cristo Dios supone estar dispuestos a dar la vida por el Hombre-Dios Jesucristo, como hizo San Valentín.


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