San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

miércoles, 14 de febrero de 2018

San Valentín, sacerdote y mártir de Cristo



         Vida de santidad.

San Valentín fue un sacerdote católico, que ejercía su ministerio sacerdotal hacia el siglo III d.C. en Roma. En ese entonces, gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras. Considerando San Valentín que esta disposición era contraria a la Ley de Dios y de la Iglesia, y en pleno derecho de ejercer su ministerio para el cual había sido ordenado, San Valentín comenzó a celebrar matrimonios en secreto, casando a jóvenes enamorados, lo cual hizo que luego se popularizara su figura como “Patrono de los enamorados”, título que sí es verdad, pero que nada tiene que ver con la connotación pagana y superficial con la que se recuerda su día. Enterado el emperador de las actividades secretas de San Valentín, ordenó que fuera llamado a su palacio. Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el Gobernador de Roma, llamado Calpurnio, le persuadieron para que quitara de en medio a San Valentín. El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista. Este prodigio no solo devolvió la vista a la hija de Asterius, sino que le concedió la vista espiritual de la fe en Cristo a Asterius, convirtiéndose él y toda su familia al cristianismo. Sin embargo, San Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de Febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que  el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.
La fecha de celebración del 14 de febrero fue establecida por el Papa Gelasio para honrar a San Valentín entre el año 496 y el 498 después de Cristo. Los restos mortales de San Valentín se conservan actualmente en la Basílica de su mismo nombre, que está situada en la ciudad italiana de Terni (Italia). Cada 14 de febrero se celebra en dicho templo, un acto de compromiso por parte de enamorados que desean contraer matrimonio al año siguiente. La costumbre de intercambiar regalos y cartas de amor el 14 de febrero nació en Gran Bretaña y en Francia durante la Edad Media, entre la caída del Imperio Romano y mediados del siglo XV.

Mensaje de santidad.

En nuestros días, el mensaje de santidad y la figura misma del santo han quedado ocultos y pasan desapercibidos, desde el momento en que su conmemoración se ha visto reducida a una simple costumbre de celebrar no solo el noviazgo –que ya no tiene nada de cristiano ni católico-, sino también la amistad. Sin menospreciar este sentido, el mensaje de santidad de San Valentín es mucho más profundo y se funda en el mismo Jesucristo, por lo que festejar San Valentín y dejar de lado a Cristo, hace que el festejo carezca de sentido.
El mensaje de santidad de San Valentín se funda, como decimos, en Cristo, porque era sacerdote ministerial convencido de la bendición que significa la unión sacramental del varón y la mujer, por medio del sacramento del matrimonio. Para San Valentín, los enamorados debían casarse en el Amor de Cristo, lo cual quiere decir que, por el sacramento del matrimonio y ante la sociedad, el varón debe ser una prolongación y actuación del misterio de Cristo Esposo y la mujer, una prolongación y actuación del misterio de la Iglesia Esposa. De esta inserción de los nuevos esposos en el misterio de la unión esponsal entre Cristo Esposo y la Iglesia Esposa, es que se derivan todas las características del matrimonio cristiano –fidelidad, unidad, indisolubilidad-, características que santifican al matrimonio y la familia cristianos, como así también a la sociedad. Festejar San Valentín, sin hacer referencia a este “gran misterio”, no tiene mayor sentido.



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