San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

viernes, 19 de mayo de 2023

San Expedito vence al Tentador con la Santa Cruz de Jesús

 



         Un día en la vida de San Expedito, elegido por Dios desde la eternidad para conceder a San Expedito la gracia de la conversión a Cristo, el santo recibió la gracia de conocer a Jesucristo como al Hombre-Dios, como al Salvador de los hombres y en ese pensamiento estaba San Expedito, sosteniendo la Santa Cruz de Jesús, cuando el Demonio se le apareció bajo la forma de un cuervo negro. El Demonio, que se había dado cuenta del cambio en San Expedito, que ya no adoraba a los falsos ídolos, que son los disfraces del Demonio y dándose cuenta de que estaba a punto de convertirse a Cristo, comenzó a dar vueltas a su alrededor, gritando: “Cras, cras!”, que en latín significa: “¡Mañana, mañana!”. Es decir, el Demonio tentaba sutilmente a San Expedito para lograr que se alejara de Jesucristo, pero no le decía: “No te conviertas”, sino que le decía: “Conviértete, pero deja la conversión para mañana, ya tendrás tiempo de convertirte, mientras tanto, continúa con tu vida de pagano, continúa adorando a los falsos ídolos”. Esta tentación era sutil, porque no le decía que no se convirtiera, sino que postergara la conversión para “mañana”, lo cual es una trampa, porque ninguno de nosotros sabe si estará vivo “mañana”. Esto quiere decir que si San Expedito cedía a la tentación del Demonio, llamado el Tentador, ponía en riesgo su eterna salvación, porque si moría esa noche sin convertirse a Cristo, su alma se condenaba. Pero San Expedito venció a la tentación del Demonio por medio de la Santa Cruz de Jesús: sosteniendo en alto la Santa Cruz, recibiendo de la Cruz la gracia y el poder de Cristo, San Expedito exclamó con voz firme y potente: “Hodie!”, que significa en latín: “Hoy”, es decir, San Expedito, recibiendo el poder de Cristo a través de la Cruz, eligió a Cristo y no al Demonio.

Entonces, hasta antes de conocer a Jesucristo, San Expedito era un soldado romano pagano, es decir, adoraba a muchos ídolos, los cuales son demonios, como dice la Escritura: “Los ídolos de los gentiles son demonios”. Esos ídolos, en nuestros días, serían las devociones paganas y supersticiosas como la Difunta Correa, el Gauchito Gil, San La Muerte, aunque también son ídolos demoníacos el dinero, el éxito, la fama del mundo, las ideologías anticristianas como el comunismo, socialismo y liberalismo e incluso hasta sistemas de gobierno que no se guían por la Ley de Dios y sus Mandamientos.

Vivimos en un mundo en el que el espíritu del Anticristo se hace cada vez más y más fuerte y en el que el Demonio se esconde para tentarnos con su astucia, para que nos alejemos de nuestro Salvador, Nuestro Señor Jesucristo. Al recordar a San Expedito en su día, le pidamos al santo que interceda para que no posterguemos nuestra conversión eucarística, para que ya, desde ahora, comencemos a adorar al Cristo Eucarístico y a vivir según sus Mandamientos.

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