San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

viernes, 16 de septiembre de 2022

Las 12 promesas que nuestro Señor dejó a los devotos de su Sagrado Corazón

 



          El Sagrado Corazón de Jesús le dejó a Santa Margarita Doce Promesas para quienes sean sus devotos[1]. Estas promesas son:

1-“Daré a las almas devotas, todas las gracias necesarias para su estado de vida”. Cada persona, según su estado de vida -niño, joven, soltero, casado, religioso, laico-, tiene necesidad de la gracia santificante de Jesucristo para poder vivir según lo que Dios nos pide; el Sagrado Corazón nos promete gracias adicionales y extraordinarias, que nos permitirán vivir todavía con más amor y con más fortaleza el camino que nos conduce al Cielo.

2-“Voy a establecer la paz en sus hogares”. La paz que nos concede Jesús es la verdadera paz, la paz del espíritu, según sus palabras: “La paz os dejo, mi paz os doy”. Esta paz nos la concede todavía con más abundancia, aun en medio de las tribulaciones, para todo aquel que sea su devoto.

3-“Voy a consolarlos en todas sus aflicciones”. Jesús promete darnos su consuelo en nuestras aflicciones, que nunca faltan en esta vida; no promete que las aflicciones desaparecerán, sino que Él nos dará el consuelo del Amor de su Sagrado Corazón, para que seamos capaces de sobrellevarlas según la voluntad de Dios.

4-“Voy a ser su refugio seguro en la vida, y sobre todo en la hora de la muerte”. El Sagrado Corazón nos promete su asistencia tanto en la vida, como en la muerte. En Él podemos encontrar todo lo que necesitamos, la protección, la fuerza, la paz, la alegría y cualquier clase de don y de virtud necesarias para nuestra salvación. Y en el momento de la muerte, nos consolará con su Presencia misericordiosa, acompañado del Inmaculado Corazón de María, para alejar al Demonio y para calmar las angustias de la muerte.

5-“Voy a conceder abundantes bendiciones sobre todo a sus empresas temporales y espirituales”. En la vida cotidiana, emprendemos muchas tareas que dependen de nuestro deber de estado; muchas de ellas no se pueden concretar porque confiamos en nuestras fuerzas, dejando de lado a Jesús. Precisamente Jesús nos promete concedernos sus gracias para que todo aquello que emprendamos, si es su voluntad, llegue a buen término. Esto no quiere decir que se cumplan todos nuestros deseos, sino que simplemente Él nos ayudará en todo aquello que nos sirva para alcanzar la vida eterna.

6-“Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia”. Todos somos pecadores y la tarea de la conversión es de todo el día, todos los días. Seremos pecadores hasta el último suspiro de nuestra vida terrena y en este sentido, la promesa del Sagrado Corazón es que encontraremos en su Sagrado Corazón el océano infinito de Amor y de Misericordia divinos que necesitamos, precisamente por ser pecadores.

7-“Las almas tibias se harán fervorosas”. Esto es así porque el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús está envuelto en las llamas del Divino Amor; al recibirlo en la Sagrada Eucaristía, Él nos comunicará del fuego de su amor, permitiéndonos salir de nuestra tibieza y así nuestros corazones arderán como brasas incandescentes en el Amor de Dios.

8-“Las almas fervorosas alcanzarán mayor perfección”. Si un alma es ya fervorosa, si ya es piadosa, si ama a Jesucristo en la Eucaristía, al recibirlo en la Sagrada Comunión y al honrar su imagen de Sagrado Corazón, el alma se verá cada vez más encendida en el Amor de Dios y lo amará cada vez más, hasta no desear otra cosa que al Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús.

9-“Bendeciré a cada lugar en el que se exponga y se venere una imagen de mi Sagrado Corazón”. Las imágenes nos recuerdan permanentemente a la realidad que representan, es por esta razón que, el exponer y venerar a la imagen del Sagrado Corazón en nuestras casas, nos ayuda para adorar la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que todo devoto suyo debe llevar impresa en su corazón.

10-“Daré a los sacerdotes y a todos aquellos que se ocupan de la salvación de las almas, el don de tocar los corazones más endurecidos”. Quienes procuren la difusión de la devoción al Sagrado Corazón, quienes se esfuercen por hacer conocer esta devoción, recibirán el don, de parte del Sagrado Corazón, de ablandar aun a los corazones más endurecidos y reacios al Amor de Dios.

11-“Los que propaguen esta devoción tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón, y nunca serán borrados”. Esta promesa está dirigida especialmente para los que se preocupen por difundir la devoción al Sagrado Corazón: Él mismo inscribirá sus nombres en su Sagrado Corazón y nunca nadie los borrará de ahí, permaneciendo sus nombres y sus almas por toda la eternidad en la morada gloriosa del Sagrado Corazón de Jesús.

12-“A los que comulguen el primer viernes de cada mes, durante nueve meses consecutivos, le concederé la gracia de la perseverancia final”. La perseverancia final en la Santa Fe Católica y la realización de las obras de misericordia, son gracias que debemos pedir todos los días de nuestras vidas, porque son necesarias para nuestra eterna salvación. El Sagrado Corazón nos promete que nos concederá esta gracia tan importante para nuestra eterna salvación, si comulgamos -por supuesto que en estado de gracia- los primeros nueve meses consecutivos de mes, con el deseo de unir nuestros corazones a su Sagrado Corazón Eucarístico.

 

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