San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

jueves, 22 de septiembre de 2022

El Padre Pío y el verdadero alivio del sufrimiento

 



         Dentro de todas las innumerables virtudes del Padre Pío, se encuentran su compasión por quienes se encuentran afligidos por diversas enfermedades. A tal punto llegó su compasión, que no se quedó cruzado de brazos, sino que comenzó una campaña para recolectar dinero para poder fundar un hospital destinado a los que padecen todo tipo de enfermedades, hospital al cual llamó: “Casa alivio del sufrimiento”. En la actualidad, el hospital fundado por el Padre Pío es uno de los mejores de Italia y del mundo.

         Pero hay un designio del Padre Pío en el nombre del hospital y es que en el nombre se indica cuál es el verdadero alivio que el Padre Pío quería para sus enfermos. Aunque pueda parecernos extraño, el Padre Pío quería que los enfermos se curaran y así se vieran aliviados, pero no era ese el principal deseo del Padre Pío, porque él buscaba otro alivio, mucho más profundo, para los enfermos, que la simple curación de sus enfermedades y era la curación del alma por la gracia santificante de Cristo y su santificación por medio de la participación en la Pasión y Muerte en cruz de Cristo. Ése era el verdadero alivio que buscaba el Padre Pío para los enfermos: no tanto que se curasen de sus enfermedades del cuerpo, sino ante todo que fueran curados en el alma por la gracia santificante de Nuestro Señor Jesucristo, gracia que brota de su Corazón traspasado y que se comunica por medio de los sacramentos.

Y es el mismo Padre Pío quien nos muestra cuál es el verdadero alivio del sufrimiento y nos lo muestra con sus llagas: el verdadero alivio no es la curación de la enfermedad, sino la unión con Cristo crucificado. Cuando el alma se une a Cristo en la cruz, es ahí cuando experimenta un alivio en su sufrimiento, no porque su enfermedad sea curada milagrosamente, sino porque al unirse a Cristo por el sufrimiento, es Cristo Quien toma ese sufrimiento como si fuera propio y lo convierte, con su santidad y su poder divino, en una fuente de santificación, para el alma que sufre y para todos aquellos por quienes esa alma ofrece su sufrimiento. Al recordarlo en su día, le pidamos al Padre Pío que nos enseñe a apreciar y desear unirnos a Cristo crucificado, para así obtener alivio para nuestras almas y las de nuestros seres queridos.

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