San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

miércoles, 16 de octubre de 2019

San Lucas, Evangelista



Vida de santidad[1].

Lucas nace de padres paganos en Antioquia se convirtió a la fe alrededor del año 40y acompañó al apóstol Pablo en su segundo viaje apostólico y es el único escritor del Nuevo Testamento que no es israelita. Es de cultura griega y dirigió su mensaje a gentiles cristianos. Estaba muy bien educado en la literatura y era médico. Autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, en el que se narran los orígenes de la vida de la Iglesia hasta la primera prisión de Pablo en Roma. Posiblemente escribió entre 70AD y 80AD. Probablemente en los dos años que San Pablo estuvo preso Cesarea (Hechos 20, 21). Se destaca como evangelista y como historiador. Habrá conocido a Pablo en Antioquía. Ninguno de los dos conocieron a Jesús durante su vida en la tierra. Sin embargo Lucas supo escribir cuidadosamente guiado por el Espíritu Santo, lo que escuchó de los testigos oculares. Es el único que narra la infancia de Jesús y el que trata más sobre La Virgen María. Quizás porque ella misma le instruyó en Éfeso. Lucas escribe para el mundo gentil. Resalta el aspecto universal de la redención. La predicación a todas las naciones, comenzando por Jerusalén (Cf Lc. 24, 46-47). El está consciente de los peligros de la legalidad judía, las herejías y la frivolidad pagana. Su Evangelio muestra una atención especial hacia los pobres, los pecadores arrepentidos y hacia la oración.
San Lucas fue discípulo fiel de San Pablo quién lo describe como “Lucas, el médico querido” (Col 4,14). Desde su prisión de Roma Pablo dice a su discípulo Timoteo: “Lucas sólo queda conmigo”.  San Juan Crisóstomo le llamó: «Incansable en el trabajo, ansioso de saber y sufrir, Lucas no acertaba a separarse de Pablo». Es autor igualmente del libro denominado Hechos de los Apóstoles, en que se narran los orígenes de la vida de la Iglesia hasta la primera prisión de Pablo en Roma. En los Hechos de los apóstoles, Lucas se incluye en los viajes de San Pablo: "fuimos a... navegamos a..."   En uno de esos viajes se embarcaron desde Troas a Fenicia. Otro viaje los llevó desde Fenicia a Jerusalén. Mas tarde fueron juntos a Roma, en cuyo viaje sufrieron naufragio y otros peligros. Según la tradición murió mártir en Acaya, colgado de un árbol. Sus reliquias se encuentran en la Basílica de Santa Justina, Padua, Italia. Patrón de: artistas, doctores, cirujanos, solteros, carniceros, encuadernadores, cerveceros, escultores, notarios... Representado con: libro, novillo alado, médico, pintando ícono de Nuestra Señora. Según la tradición fue también pintor de la virgen. No se conocen los detalles de su muerte, pero la tradición lo venera como mártir[2].

Mensaje de santidad.

Aunque no se dan las razones, a San Lucas Evangelista se lo representa con un novillo alado o con un buey, muy probablemente a causa de la mansedumbre de estos animales, ya que San Lucas se identifica también como el escritor de la Misericordia de Dios: por esta razón el poeta Dante llamó a San Lucas como “el que describe la amabilidad de Cristo”[3]. Y esto es así porque en su Evangelio siempre aparece Jesús prefiriendo a los pequeños, a los enfermos, a los pobres y a los pecadores arrepentidos. También se ha llamado: “el evangelio de la oración”, porque presenta a Jesús orando en todos los grandes momentos de su vida e insistiendo continuamente en la necesidad de orar siempre y de no cansarse de orar[4]. Otro nombre que le han dado a su escrito es el “evangelio de los pecadores” –está en consonancia con el evangelio de la misericordia-, porque presenta siempre a Jesús infinitamente comprensivo con los que han sido víctimas de las pasiones humanas y por eso mismo son pecadores. San Lucas quiere insistir en que el amor de Dios no tiene límites ni rechaza a quien desea arrepentirse y cambiar de vida[5].
Quienes somos pecadores debemos leer el Evangelio de Lucas, en el cual encontraremos el Rostro de un Dios que, si bien es Justicia infinita, también es Misericordia infinita y en Lucas, la Misericordia sobrepasa a la Justicia.

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