San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

jueves, 12 de abril de 2018

San Estanislao, Obispo y mártir



         Vida de santidad[1].

Nació cerca de Cracovia, en el año 1030, siendo educado por sus padres con toda piedad y amor a la santa religión católica. Estudió en Polonia y en París y ordenado sacerdote por el obispo de Cracovia fue nombrado Párroco de la catedral. Se distinguió no solo por su gran elocuencia, sino ante todo por su asombrosa vida de santidad, con cuyo ejemplo instaba a la conversión a gran número de personas. A pesar de no considerarse digno de ser obispos, el pueblo lo eligió para ejercer el obispado, cargo que ocupó durante siete años, desde el año 1072, hasta el años de su muerte, en 1079.
Exigía a sus sacerdotes el estricto cumplimiento de sus votos sacerdotales, así como de sus deberes propios del estado clerical. Todos los años visitaba las parroquias, además de dedicar mucho tiempo a la predicación y a la instrucción en la fe a los fieles creyentes. Ejercía la misericordia sin cansancio, por lo que su palacio episcopal vivía lleno de pobres, al no negarse nunca a ayudar a los más necesitados.
En ese entonces, el rey de Polonia se llamaba Boleslao, un valiente guerrero pero dominado por sus pasiones, las cuales le hacían cometer graves faltas que escandalizaban al pueblo. Esto motivó la intervención de San Estanislao, lo cual le trajo como consecuencia la enemistad con el rey, ya que el santo conocía muy bien la famosa frase del profeta Isaías: “Ay de los jefes espirituales que sean como perros mudos que no ladran cuando llegan los ladrones a robar en el campo del Señor”. Y él no quería ser perro mudo que se queda sin dar la voz de alerta ante los enemigos y los peligros. La gota que rebalsó el vaso de las iniquidades del rey fue el rapto y secuestro que ordenó Boleslao sobre una mujer casada para llevársela como concubina a su palacio. Estanislao se presentó ante el rey reprochándole el escandaloso pecado que cometía a los ojos de todo el pueblo y como el rey no hiciera caso de sus reprimendas, San Estanislao lo amenazó con terribles castigos si no se arrepentía de su pecado impuro y no dejaba aquella mala amistad. El rey, sin tomar demasiado en serio las advertencias de San Estanislao y sin arrepentirse de sus fechorías, se atrevió a asistir a una misa en la catedral. Sin embargo, cuando Estanislao se dio cuenta de su presencia, mandó suspender la misa porque no aceptaba que un pecador tan rebelde y escandaloso estuviera allí dando mal ejemplo a todos. Fue entonces cuando el rey, empedernido en su pecado, decidió vengarse del santo, mandando a asesinarlo un día once de abril, mientras San Estanislao se encontraba celebrando la Santa Misa. Aunque la orden era que los soldados lo asesinaran allí mismo en el altar, estos no se atrevieron a cumplir la orden, testificando que en el momento en que quisieron hacerlo, el santo aparecía rodeado de grandes resplandores. En el colmo de la impiedad, el mismo Boleslao subió al altar y con sus propias manos asesinó al santo obispo. Era el día 11 de abril del año 1079. No contento con asesinarlo, el rey hizo que el cadáver del santo quedara en el campo sin sepultar, para que lo devoraran los cuervos. Pero entonces aparecieron dos águilas que no dejaron que ninguna de estas aves de rapiña se acercara al cuerpo del difunto, y la situación se mantuvo así hasta que llegaron unos devotos fervorosos y le dieron santa sepultura, en la capilla de San Miguel.
Desde entonces las cosas comenzaron a suceder cada día más de mal en peor para el rey Boleslao que tuvo que llorar muy amargamente el crimen tan espantoso que cometió, pues durante el resto de su vida, el rey vivió atormentado día y noche por tan nefasto crimen. El Papa Inocencio canonizó a San Estanislao en el año 1253.

Mensaje de santidad.

San Estanislao dio su vida en el cumplimiento de las palabras y mandatos de Nuestro Señor Jesucristo, reprimiendo al rey por su conducta impura e inmoral. La impureza corporal se contrapone a la santidad no solo porque es una falta contra los Mandamientos de la Ley de Dios, sino porque se opone en forma diametralmente opuesta a la pureza del Ser divino trinitario. Además, el adulterio no solo es una traición al Amor de Cristo, ante el cual contrajeron nupcias los esposos, sino que atenta contra la santidad del matrimonio sacramental, que en cuanto tal, es una prolongación y actualización, ante el mundo, de la unión esponsal mística entre Cristo Esposo y la Iglesia. San Estanislao dio su vida por el Nombre de Cristo y por la santidad de la unión esponsal entre Cristo Esposo y la Iglesia Esposa, reflejada y actualizada en el matrimonio sacramental de los esposos terrenos.



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