San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

jueves, 3 de abril de 2014

Porqué el Verbo de Dios se encarna como el Sagrado Corazón


         ¿Por qué el Verbo de Dios se encarna? ¿Por qué, luego de encarnado, se deja crucificar? ¿Por qué, luego de crucificado, resucita? ¿Y por qué, luego de resucitado, se aparece como el Sagrado Corazón?
El Verbo de Dios se encarna como el Sagrado Corazón porque de esa manera podía, por un lado, agradar al Padre, ofreciéndole una Víctima Pura y Santa, inmolándose en el ara de la cruz, y por otro, podía ofrecerse como Don de Dios a los hombres, Don en el cual los hombres encontraran el perdón divino, la reconciliación y la plenitud del Amor de Dios y esto de manera tal que no les quedara ninguna duda acerca de las intenciones divinas. Al encarnarse como el Sagrado Corazón, el Verbo de Dios le ofrecería al Padre una ofrenda purísima, su Sacratísimo Corazón, Corazón en el cual arderían las llamas del Divino Amor. Ofrendado por el Hijo de Dios encarnado, desde el altar de la cruz, el Sagrado Corazón, ardiendo en el fuego del Divino Amor, sería la prenda de Alianza Eterna y definitiva que el mismo Dios realizaba con la humanidad y sería la prueba de que Dios perdonaba para siempre las iniquidades de los hombres, sellando con la Sangre de su Hijo el Pacto de Amor que Él había decidido establecer con los hombres.
A su vez, la Encarnación de Dios Hijo como el Sagrado Corazón, le ofrecía a los hombres la garantía de que Dios olvidaba para siempre sus horribles pecados, sus blasfemias, sus pactos con el enemigo de la humanidad -el mismo que los había hecho caer del Paraíso, la Serpiente Antigua-, con tal de que se arrepintieran de sus pecados y no los volvieran a cometer. En efecto, ¿cómo podrían dudar los hombres del Amor de Dios, si Dios Encarnado sube a la cruz y abre los brazos en la cruz y permite que su Corazón sea traspasado por la lanza, para que el contenido de su Corazón, el Amor Divino, el Espíritu Santo, brote incontenible con la Sangre y el Agua como un manantial de misericordia para que inunde el mundo entero y se derrame sobre las almas de los pobres hombres pecadores? ¿Cómo podrían dudar los hombres del Amor de Dios, si Dios Encarnado se les aparece con su Corazón en la mano y se los da para que se apropien de Él y gocen de las dulzuras de su Amor? Y finalmente, ¿cómo podrían dudar los hombres del Amor de Dios, si luego de aparecerse como el Sagrado Corazón, se continúa donando como el Sagrado Corazón Eucarístico en cada Santa Misa?
El Verbo de Dios, entonces, se encarna como el Sagrado Corazón, para poder ofrecer a Dios la ofrenda Pura y Santa, el Corazón del Hombre-Dios, envuelto en las llamas del Divino Amor, y para poder ofrecer a los hombres la Eucaristía, el Sagrado Corazón Eucarístico, Corazón que enciende al alma en el Fuego del Espíritu Santo.

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