San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

miércoles, 28 de agosto de 2019

El martirio de Juan el Bautista



         Luego de ser encarcelado, Juan el Bautista muere decapitado por orden de Herodes, a quien el Bautista le había reprochado su unión adúltera con la esposa de su hermano. A pesar de parecer que el Bautista dio su vida por la unión matrimonial monogámica, es decir, entre el varón y la mujer, no es así: Juan el Bautista dio su vida por Cristo, por quien el matrimonio se convierte en unión esponsal santa y santificante. Cristo, en cuanto Dios, fue quien creó o inventó el matrimonio entre el varón y la mujer, en los inicios de la humanidad –por eso Cristo dice: “En el principio fue así”, es decir, varón y mujer- y luego, llegada la plenitud de los tiempos, elevó el matrimonio a rango de sacramento, lo cual quiere decir que los esposos quedan unidos, por el sacramento, a la unión esponsal y mística entre Cristo Esposo y la Iglesia Esposa, siendo el varón una prolongación de Cristo Esposo y la mujer una prolongación de la Iglesia Esposa. Es por este “gran misterio” de Cristo Esposo y de su unión con la Iglesia Esposa, misterio que hace santo a todo matrimonio sacramental, por el cual el Bautista dio su vida. No dio su vida por combatir el adulterio, sino por dar testimonio de Aquel por el cual todo matrimonio sacramental es santo.
         Al recordar al Bautista en su martirio, recordemos entonces la santidad del matrimonio sacramental y su altísima dignidad, pero recordemos ante todo a Aquel por quien el Bautista dio su vida, Cristo Jesús y por quien todo matrimonio sacramental es fuente de santidad para los esposos, para la familia y para la Iglesia.

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