Timoteo
y Tito, discípulos y colaboradores del apóstol Pablo, presidieron las Iglesias
de Éfeso y Creta, respectivamente. Ellos fueron los destinatarios de las cartas
llamadas “pastorales”, cartas llenas de excelentes recomendaciones para la
formación de pastores y fieles.
Mensaje
de santidad.
En
una de las dos cartas que San Pablo le escribe a Timoteo, le dice así: “Que
nadie te desprecie por tu juventud. Muéstrate en todo un modelo para los
creyentes, por la palabra, la conducta, la caridad, la pureza y la fe (1 Tim 4,12).
San
Pablo le aconseja a Timoteo, en ese entonces, un joven, que dé testimonio de Cristo,
tanto con la prédica, como con “la conducta, la caridad, la pureza y la fe”,
además de no permitir ser amedrentado por su juventud. Estos consejos son
válidos para todos los jóvenes de todos los tiempos, y mucho más en nuestros
días, en los que la oscuridad espiritual, disfrazada de ateísmo materialismo y
del gnosticismo de la Nueva Era, ha invadido las mentes y los corazones de una
inmensa cantidad de jóvenes. Muchos jóvenes, por desconocer a Cristo, a sus
Mandamientos, a su Iglesia, a sus Sacramentos –entre ellos, la Eucaristía y la
Confesión sacramental-, no encuentran el sentido último de esta vida, que es la
salvación eterna del alma, y es así como, en el mejor de los casos,
desperdician sus jóvenes vidas, en caminándose detrás de ideales falsos. En el
día de los Santos Timoteo y Tito, les pedimos que intercedan por los jóvenes de
nuestra Patria y de todo el mundo para que no sean engañados por las falsas
religiones, iluminados por la luz de Cristo, lo sigan a Él, cargando la cruz de
cada día, hasta que lleguen, algún día, a la Jerusalén celestial.
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