Además de su vida de gran santidad, Don Bosco es conocido
por sus sueños, a través de los cuales el Cielo le manifestaba no solo verdades
de fe, sino también acontecimientos futuros, como el que vamos a relatar. Sus sueños,
entonces, no eran meras actividades fisiológicas del cuerpo humano, sino
momentos en los cuales Dios le concedía revelaciones extraordinarias, tanto de
cuestiones relativas a la fe, como de eventos futuros. Esto último es lo que se
produjo en el sueño que vamos a relatar, uno de sus más conocidos, en los que
Dios le revela a San Juan Bosco la peligrosa crisis que habría de afrontar la
Iglesia, como así también el modo en el que habría de salir victoriosa.
En este sueño[1], “Don
Bosco vio que una gran barca navegaba en un mar tempestuoso piloteada por el
Romano Pontífice, y a su alrededor muchísimas navecillas pequeñas. De pronto
aparecieron un sinnúmero de naves enemigas armadas de cañones y empezó una
tremenda batalla. A los cañones enemigos se unen las olas violentas y el viento
tempestuoso. Las naves enemigas cercan y rodean completamente a la Nave Grande
de la Iglesia y a todas las navecillas pequeñas de los cristianos. Y cuando ya
el ataque es tan pavoroso que todo parece perdido, emergen desde el fondo del
mar dos inmensas y poderosas columnas (o pilares). Sobre la primera columna
está la Sagrada Eucaristía, y sobre la otra la imagen de la Virgen Santísima. La
nave del Papa y las navecillas de los cristianos se acercan a los dos pilares y
asegurándose de ellos ya no tienen peligro de hundirse. Luego, desde las dos
columnas sale un viento fortísimo que aleja o hunde a las naves enemigas, y en
cambio a las naves amigas les arregla todos sus daños. Todo el ejército enemigo
se retira derrotado, y los cristianos con el Santo Padre a la cabeza entonan un
Himno de Acción de Gracias a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora”.
Según
San Juan Bosco, el sueño significaba que la Iglesia habría de pasar tiempos
críticos y sufrir graves daños, pero al fin el Cielo mismo intervendría para
salvarla. Después vendría la paz y habría en la Iglesia un nuevo y vigoroso
florecimiento.
¿Cómo
debemos interpretar este sueño? En la misma dirección de San Juan Bosco, a la
cual le podemos agregar algunos elementos, para dilucidar el sueño un poco
mejor.
La
gran barca representa a la Iglesia Católica, la Única Iglesia verdadera fundada
por Nuestro Señor Jesucristo; el mar embravecido y el viento impetuoso,
significan la acción del mundo ateo y materialista y del Demonio
respectivamente, que buscan destruir a la Iglesia; las naves amigas pequeñas,
son probablemente iglesias cristianas evangélicas, no católicas, pero que luego
se convierten al catolicismo y esto se significa cuando, al final, se acercan y
se suben a la nave grande, la Iglesia Católica; las naves enemigas son las
sectas de la Nueva Era, además del materialismo, el secularismo, el ateísmo, el
gnosticismo, que buscan destruir a la Iglesia de Jesucristo.
Por último, los dos pilares que salvan a la Iglesia y
derrotan a sus enemigos son los pilares de nuestra fe, la Eucaristía y la
devoción a la Madre de Dios, María Santísima.
Este sueño nos enseña que, aunque estemos en medio de la
tormenta, tal como la está viviendo la Iglesia en nuestros días, nunca
pereceremos, y además la Iglesia triunfará definitivamente sobre sus enemigos, al fin de los tiempos, si nos mantenemos firmes en la fe en la Presencia real, verdadera
y substancial de Jesucristo en la Eucaristía, y si nos mantenemos en la fe en
la Virgen, que es Virgen, Madre de Dios, Mediadora de toda gracia, Inmaculada Concepción, Nuestra
Señora de la Eucaristía, Madre nuestra y muchos otros títulos más.
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