Vida
de santidad.
Nació en Saboya el año 1567. Una vez ordenado sacerdote,
trabajó intensamente por la restauración católica en su patria[1].
Nombrado obispo de Ginebra, actuó como un verdadero pastor para con los
clérigos y fieles, adoctrinándolos en la fe con sus escritos y con sus obras,
convirtiéndose en un ejemplo para todos. Murió en Lyon el 28 de Diciembre de
1622, pero fue el día 24 de enero del año siguiente cuando se realizó su
sepultura definitiva en Annecy.
Mensaje de santidad[2].
Además
de escribir una de las obras de espiritualidad más provechosas para las almas, “Introducción
a la vida devota”. Pero también se destacó, en su vida de santidad, por
combatir a los herejes que amenazaban a la Iglesia en ese entonces, los calvinistas.
El calvinismo es una corriente herética que toma su nombre de Calvino y su
peligrosidad radica en que mina los fundamentos mismos de la religión católica.
Quien se une al calvinismo, abandona la fe católica, y esta es la razón por la
cual San Francisco de Sales luchó contra este hereje. Por otra parte, el
calvinismo no solo ataca en el plano teórico a la fe católica: la herejía se traslada
a violentos hechos y fue esa violencia la que se instaló en lugares en donde
predominó el calvinismo, como por ejemplo, en Ginebra, Suiza. En la Ginebra de
Calvino los altares católicos fueron profanados, las imágenes sagradas
destrozadas, la Misa abolida, los sacerdotes católicos fueron encarcelados, los
ciudadanos multados por no asistir a los sermones de la nueva “iglesia” y en
noviembre de 1552 el consejo de Ginebra declaró que las “Instituciones” de
Calvino constituían “una doctrina sagrada a la que nadie debía contradecir”.
Las Instituciones de Calvino han sido la obra que más ha
influenciado en la teología protestante, no sólo en las iglesias puramente
calvinistas (reformadas) sino también en otras denominaciones protestantes (por
ejemplo, bautistas, anglicanos). Para que se entienda la gravedad de asumir los
errores del calvinismo, es conveniente recordar en qué consiste lo que se
conoce como “tulipán calvinista”. Tulipán viene del acróstico TULIP, que son
las iniciales en inglés de cinco doctrinas calvinistas:
T
de Depravación Total (Total Depravation):
La perversión del hombre después de la caída es tan amplia y profunda que él es
totalmente incapaz de realizar cualquier obra verdaderamente buena. Esta teoría es falsa, puesto que la fe
católica sostiene que aun con el pecado original, el hombre es capaz de
realizar obras buenas.
U
de Elección Incondicional (Unconditional
Election): Dios escoge salvar a ciertas personas entera y exclusivamente
según su voluntad soberana, sin ningún mérito actual o previsto de parte de los
así escogidos. Falso, porque Dios elige a
todos los hombres para la salvación y quiere que “todos los hombres se salven”.
L
de Expiación Limitada (Limited Atonement):
El sacrificio expiatorio de Jesucristo en la cruz se realizó solamente en
beneficio de los elegidos, es decir aquellos previamente escogidos en forma
incondicional. También falso: Jesús, el
Hombre-Dios, murió en la cruz para salvar a todos los hombres, pero no todos
los hombres aceptarán a Jesús como Redentor, lo rechazarán y por lo tanto, se
condenarán.
I
por Irresistible Gracia (Irresistible Grace):
La gracia salvadora de Dios obra sobre los escogidos con fuerza irresistible,
de modo que no podrían rechazarla aunque quisieran. Falso, porque el hombre es libre y, aun siendo elegido por Dios y aun
recibiendo la gracia de Dios, puede rechazarla. De hecho, la eterna condenación
en el Infierno se basa en esta capacidad del hombre de rechazar la gracia
salvífica de Jesucristo.
P
de Perseverancia de los Santos (Perseverance
of the Saints): Aquellos que han sido soberanamente escogidos por Dios para
la salvación, que han sido objeto de su gracia irresistible y los únicos a
quienes se les aplica la obra expiatoria de la cruz, perseverarán hasta el
mismísimo fin (o serán preservados por Dios) y recibirán inevitablemente la
vida eterna en la era venidera. Falso, y
la argumentación en su contra es similar a los puntos anteriores.
A
este “tulipán”, se le agrega el doble decreto de predestinación, por el cual no
sólo hay predestinados a la salvación sino también, y en mucha mayor medida,
predestinados a la condenación eterna, que irremediablemente irán al infierno
porque así lo ha decretado Dios. Por tanto, el Dios de Calvino no quiere que
todos los hombres se salven, ha decretado que la mayoría se condene y no ha
enviado a su Hijo para morir por todos sino sólo por los elegidos. Eso sí, los
que han sido elegidos para salvación se salvarán sin lugar a dudas. Como hemos
visto, todos estos argumentos sobre los
que se sostiene la doctrina calvinista, son falsos de toda falsedad y por lo
tanto, contrarios a la Verdad que solo resplandece en la Iglesia Católica.
La
fe de Calvino es una fe falsa: es una fe que niega el libre albedrío, que
predica que la mayor parte de la humanidad ha sido condenada por decreto de
Dios, que predica que Cristo no murió por todos, que predica que no hay nada
bueno que pueda hacer el hombre no redimido. Es contra esta fe falsa contra la
cual luchó San Francisco de Sales, y por ese motivo, al celebrar su memoria, le
pedimos su intercesión, para que nuestra Santa Fe católica no sea nunca
oscurecida por las tinieblas de la falsa fe calvinista, luterana y protestante.
[2] Cfr. Luis Fernando Pérez Bustamante, en Calvino; http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/calvino
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