El evangelio de San Marcos[1] (cfr.
6,17ss) nos narra de la siguiente manera la muerte del gran precursor, San Juan
Bautista: “Herodes había mandado poner preso a Juan Bautista, y lo había
llevado encadenado a la prisión, por causa de Herodías, esposa de su hermano
Filipos, con la cual Herodes se había ido a vivir en unión libre. Porque Juan
le decía a Herodes: “No le está permitido irse a vivir con la mujer de su
hermano”. Herodías le tenía un gran odio por esto a Juan Bautista y quería
hacerlo matar, pero no podía porque Herodes le tenía un profundo respeto a Juan
y lo consideraba un hombre santo, y lo protegía y al oírlo hablar se quedaba
pensativo y temeroso, y lo escuchaba con gusto”. Pero llegó el día oportuno,
cuando Herodes en su cumpleaños dio un gran banquete a todos los principales de
la ciudad. Entró a la fiesta la hija de Herodías y bailó, el baile le gustó
mucho a Herodes, y le prometió con juramento: “Pídeme lo que quieras y te lo
daré, aunque sea la mitad de mi reino”. La muchacha fue donde su madre y le
preguntó: “¿Qué debo pedir?”. Ella le dijo: “Pide la cabeza de Juan Bautista”.
Ella entró corriendo a donde estaba el rey y le dijo: “Quiero que ahora mismo
me des en una bandeja, la cabeza de Juan Bautista”. El rey se llenó de
tristeza, pero para no contrariar a la muchacha y porque se imaginaba que debía
cumplir ese vano juramento, mandó a uno de su guardia a que fuera a la cárcel y
le trajera la cabeza de Juan. El otro fue a la prisión, le cortó la cabeza y la
trajo en una bandeja y se la dio a la muchacha y la muchacha se la dio a su
madre. Al enterarse los discípulos de Juan vinieron y le dieron sepultura”.
Ante
estos hechos, surge la siguiente pregunta: ¿murió Juan el Bautista por defender
la santidad del matrimonio, o murió más bien por Cristo Jesús? la respuesta es
que murió por Cristo Jesús, de otra manera, no podría ser considerado mártir,
tal como lo considera la Iglesia. Al analizar los hechos, veremos con más
claridad la razón por la cual el Bautista murió por Cristo y no por la moral
matrimonial exclusivamente.
Quien
era el rey de los hebreos en ese entonces, Herodes Antipas, había cometido un
pecado que escandalizaba a los judíos porque contrariaba gravemente a la
Escritura y a la moral: se había ido a vivir con la esposa de su hermano, con
lo cual cometía pecado de adulterio. Juan Bautista lo denunció públicamente,
razón por la cual Herodes lo mandó encarcelar, aun cuando la denuncia era justa
y necesaria, pues el rey estaba quebrantando la ley de Dios. Puesto que la
denuncia era justa, San Juan Bautista fue encarcelado injustamente, ya que era
inocente: de esta manera, se configuraba de modo anticipado al Redentor, quien
siendo la Pureza Increada fue encarcelado también injustamente e injustamente
juzgado como pecador, siendo Él la Inocencia Increada. Estando el Bautista en
la cárcel, es que se produce el episodio con Herodías y su hija, que finaliza
con la decapitación del Bautista.
Según
una antigua tradición, años más tarde Herodías estaba caminando sobre un río
congelado y el hielo se abrió y ella se consumió hasta el cuello y el hielo se
cerró y la mató. Puede haber sido así o no, pero lo que sí es histórico es que
Herodes Antipas fue desterrado después a un país lejano, con su concubina y es
histórico también que el padre de su primera esposa (a la cual él había alejado
para quedarse con Herodías) invadió con sus Nabateos el territorio de Antipas y
le hizo enormes daños. Esto demuestra que no hay pecado que se quede sin su
respectivo castigo, no solo en la otra, sino también en esta vida. En este
caso, se trata de dos pecados, el de adulterio y el de asesinato de un
inocente.
Ahora
bien, si bien es cierto que Juan el Bautista, llamado “el Precursor”, murió en
defensa de la santidad del matrimonio monogámico, en realidad murió por el
misterio de Cristo, el Hombre-Dios, puesto que por Él el matrimonio es
doblemente santo. Es decir, sin Cristo, el matrimonio no es santo, y puesto que
el Bautista murió en ocasión de la defensa del matrimonio, murió en realidad
por Aquél por quien el matrimonio es santo, Cristo Jesús. El matrimonio es
doblemente santo por Cristo por estos motivos: por un lado, Él es Dios y fue Él
quien creó al hombre como varón y mujer y determinó que la naturaleza humana se
procrearía en esta unión: de esta manera, el matrimonio tiene un origen santo,
por así decirlo, puesto que su creador es Dios; por otro lado, Cristo Jesús
santificó sobrenaturalmente al matrimonio entre el varón y la mujer desde el
momento en que Él se unió esponsalmente a la Iglesia, ya que Él es el Esposo de
la Iglesia Esposa. De esta manera, la unión esponsal entre Cristo Esposo y la
Iglesia Esposa es anterior a todo matrimonio cristiano y todo matrimonio
cristiano, al unirse sacramentalmente, se santifica por la unión por la gracia
al matrimonio entre Cristo y la Iglesia. Por estas dos razones, el matrimonio
es doblemente santo gracias a Cristo Jesús. Entonces, respondiendo a la
pregunta inicial, hay que decir que el Bautista murió en defensa de la santidad
del matrimonio, sí, pero en realidad murió por Aquel por quien el matrimonio es
santo, Cristo Jesús, y de ahí el hecho de que sea considerado santo.
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