Una de las frases más repetidas por el santo era: “¡E1
tiempo es nuestro único bien y tendremos que dar de él estricta cuenta!”[1].
Pero no solo la repetía, sino que llevó a cabo lo que predicaba, a juzgar por la inmensidad de obras realizadas por el santo: fue el verdadero organizador de
la Iglesia en América, a través de los diez sínodos diocesanos y los tres
sínodos provinciales, de los cuales el más importante fue el primero, que se
celebró en Lima en 1582 y cuya eficacia se puede comparar con la del concilio
de Trento; en 1591 fundó el primer seminario de América; intervino con energía
contra los derechos particulares de los religiosos, a quienes estimuló para que
aceptaran las parroquias más incómodas y pobres; casi duplicó el número de las “Doctrinas”
o parroquias, que pasaron de 150 a más de 250[2].
¿Por
qué los santos pueden llevar esta frase -“¡E1 tiempo es nuestro único bien y
tendremos que dar de él estricta cuenta!”- a su máximo cumplimiento? Porque en
el tiempo en el que vivían en la tierra, en el tiempo terreno, vivían ya en la
eternidad, de modo anticipado, gracias a la Eucaristía. ¿Por qué? Porque la
Eucaristía es Jesús, el Hijo de Dios encarnado y Dios “es su misma eternidad”,
dice Santo Tomás de Aquino. Esto quiere decir que quien comulga –por supuesto
que en gracia, con fe, con devoción y con amor-, posee en sí mismo a algo más
grande que la misma eternidad y es Dios en Persona. Y la Presencia de Dios en
Persona en el alma hace que las obras hechas en el tiempo –como las obras
realizadas por santos como Santo Toribio de Mogrovejo- sean obras que perduren
para la eternidad. Sólo la Eucaristía es la que explica la multiplicidad de
obras realizadas por los santos, obras que perduran en el tiempo y que van más
allá del tiempo, hacia la eternidad, porque son obras que se originan en la
eternidad y que tienden a la eternidad.
“¡E1
tiempo es nuestro único bien y tendremos que dar de él estricta cuenta!”. No desaprovechemos
el tiempo comulgando de modo distraído; no desaprovechemos el tiempo dejando
pasar el tiempo de la Adoración Eucarística; no desaprovechemos el tiempo y
corramos a escuchar los latidos del Corazón del Dios Tres veces Santo y Eterno,
Jesús Eucaristía.
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