Nació
cerca de Cracovia, en el año 1030, siendo educado por sus padres con toda
piedad y amor a la santa religión católica. Estudió en Polonia y en París y
ordenado sacerdote por el obispo de Cracovia fue nombrado Párroco de la
catedral. Se distinguió no solo por su gran elocuencia, sino ante todo por su
asombrosa vida de santidad, con cuyo ejemplo instaba a la conversión a gran
número de personas. A pesar de no considerarse digno de ser obispos, el pueblo
lo eligió para ejercer el obispado, cargo que ocupó durante siete años, desde
el año 1072, hasta el años de su muerte, en 1079.
Exigía
a sus sacerdotes el estricto cumplimiento de sus votos sacerdotales, así como
de sus deberes propios del estado clerical. Todos los años visitaba las
parroquias, además de dedicar mucho tiempo a la predicación y a la instrucción
en la fe a los fieles creyentes. Ejercía la misericordia sin cansancio, por lo
que su palacio episcopal vivía lleno de pobres, al no negarse nunca a ayudar a
los más necesitados.
En
ese entonces, el rey de Polonia se llamaba Boleslao, un valiente guerrero pero dominado
por sus pasiones, las cuales le hacían cometer graves faltas que escandalizaban
al pueblo. Esto motivó la intervención de San Estanislao, lo cual le trajo como
consecuencia la enemistad con el rey, ya que el santo conocía muy bien la
famosa frase del profeta Isaías: “Ay de los jefes espirituales que sean como
perros mudos que no ladran cuando llegan los ladrones a robar en el campo del
Señor”. Y él no quería ser perro mudo que se queda sin dar la voz de alerta
ante los enemigos y los peligros. La gota que rebalsó el vaso de las
iniquidades del rey fue el rapto y secuestro que ordenó Boleslao sobre una
mujer casada para llevársela como concubina a su palacio. Estanislao se
presentó ante el rey reprochándole el escandaloso pecado que cometía a los ojos
de todo el pueblo y como el rey no hiciera caso de sus reprimendas, San
Estanislao lo amenazó con terribles castigos si no se arrepentía de su pecado
impuro y no dejaba aquella mala amistad. El rey, sin tomar demasiado en serio
las advertencias de San Estanislao y sin arrepentirse de sus fechorías, se atrevió
a asistir a una misa en la catedral. Sin embargo, cuando Estanislao se dio
cuenta de su presencia, mandó suspender la misa porque no aceptaba que un
pecador tan rebelde y escandaloso estuviera allí dando mal ejemplo a todos. Fue
entonces cuando el rey, empedernido en su pecado, decidió vengarse del santo,
mandando a asesinarlo un día once de abril, mientras San Estanislao se
encontraba celebrando la Santa Misa. Aunque la orden era que los soldados lo
asesinaran allí mismo en el altar, estos no se atrevieron a cumplir la orden,
testificando que en el momento en que quisieron hacerlo, el santo aparecía
rodeado de grandes resplandores. En el colmo de la impiedad, el mismo Boleslao
subió al altar y con sus propias manos asesinó al santo obispo. Era el día 11
de abril del año 1079. No contento con asesinarlo, el rey hizo que el cadáver
del santo quedara en el campo sin sepultar, para que lo devoraran los cuervos.
Pero entonces aparecieron dos águilas que no dejaron que ninguna de estas aves
de rapiña se acercara al cuerpo del difunto, y la situación se mantuvo así hasta
que llegaron unos devotos fervorosos y le dieron santa sepultura, en la capilla
de San Miguel.
Desde
entonces las cosas comenzaron a suceder cada día más de mal en peor para el rey
Boleslao que tuvo que llorar muy amargamente el crimen tan espantoso que
cometió, pues durante el resto de su vida, el rey vivió atormentado día y noche
por tan nefasto crimen. El Papa Inocencio canonizó a San Estanislao en el año
1253.
Mensaje
de santidad.
San
Estanislao dio su vida en el cumplimiento de las palabras y mandatos de Nuestro
Señor Jesucristo, reprimiendo al rey por su conducta impura e inmoral. La impureza
corporal se contrapone a la santidad no solo porque es una falta contra los
Mandamientos de la Ley de Dios, sino porque se opone en forma diametralmente
opuesta a la pureza del Ser divino trinitario. Además, el adulterio no solo es
una traición al Amor de Cristo, ante el cual contrajeron nupcias los esposos,
sino que atenta contra la santidad del matrimonio sacramental, que en cuanto
tal, es una prolongación y actualización, ante el mundo, de la unión esponsal
mística entre Cristo Esposo y la Iglesia. San Estanislao dio su vida por el
Nombre de Cristo y por la santidad de la unión esponsal entre Cristo Esposo y
la Iglesia Esposa, reflejada y actualizada en el matrimonio sacramental de los
esposos terrenos.
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