San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

viernes, 30 de junio de 2017

Memoria de los Primeros mártires de Roma


Memoria de los Primeros mártires de Roma, es decir, de los primeros cristianos que eligieron morir por Cristo, el Hombre-Dios, en vez de vivir y adorar a los ídolos. La imagen no puede ser más dantesca y espeluznante: decenas y decenas de cruces con los cuerpos de los cristianos muertos, se dispersan por el camino, como sombrío fruto de la persecución sufrida por la Iglesia naciente. Pero si la realidad natural conmueve el corazón y lo estruja de dolor, la realidad sobrenatural de aquellos que ofrendaron sus vidas por Jesucristo, llena al alma de alegría. En efecto, mientras los cuerpos muertos comienzan a sufrir la corrupción de la muerte, al tiempo que sirven de alimento para las aves carroñeras que se perfilan en el horizonte, sus almas -que son las almas de los mártires descriptas en el Apocalipsis-, revestidas de blanco por la gloria divina que las invade, llegan hasta el trono del Cordero de Dios portando sus palmas y se postran ante Él en acción de gracias y en adoración y, embargadas de un gozo indescriptible, lo alaban por la eternidad.

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