En su camino
al martirio, antes de ser arrojado a los leones, San Ignacio de Antioquía
escribe: “No encuentro ya deleite en el alimento material ni en los placeres de
este mundo. Lo que deseo es el pan de Dios, que es la carne de Jesucristo... y
la bebida de su sangre, que es la caridad incorruptible”. San Ignacio desea la comunión eucarística antes de morir: el pan de Dios, la Eucaristía.
En la carta
se hacen patentes los dos movimientos que experimenta el santo: el rechazo
al mundo y sus placeres, y la atracción a Jesucristo, Presente en la Sagrada Comunión.
A poco tiempo
de atravesar el umbral de la muerte, el santo mártir no sólo no encuentra
deleite en lo que el mundo ofrece, sino que anhela y apetece, con fuerza cada
vez mayor, la Eucaristía: “la carne de Jesucristo y su sangre, que es la
caridad incorruptible”.
Lo que sucede
es que al aproximarse la vida eterna, la gracia santificante que colma el alma
del santo, al tiempo que prepara al espíritu para la unión transformante con el
Hombre-Dios Jesucristo, se desborda sobre el cuerpo, quitando todo tipo de
apetito corpóreo y eliminando todo resquicio de concupiscencia. Por todo esto,
en el santo se verifica la paradoja de que la aproximación de la muerte
corpórea significa la aproximación al inicio de una nueva vida, una vida en la
gloria y en la beatitud divina, al quitarse, con la muerte corpórea, el último
obstáculo que lo separaba de la unión con el Ser divino.
Para el
santo, la proximidad de la muerte no significa, como para el mundo, la
desaparición en la nada, o el destino incierto hacia un lugar desconocido: la
muerte es apenas un umbral que anticipa una eternidad de felicidad y de alegría
imposibles de imaginar.
Lo que los
cristianos tenemos que apreciar y valorar, es que, ya antes de la muerte,
poseemos en anticipo aquello que deseó San Ignacio con vehemencia antes de morir, y que será la causa de nuestra alegría eterna, si
por gracia y misericordia de Dios vamos al cielo: la Eucaristía, la Carne y la Sangre del Cordero, su Amor eterno, imperecedero.
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