San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

sábado, 25 de septiembre de 2021

Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz

 



Vida de santidad[1].

Nació en Alençón el día 2 de enero de 1873 y fue la menor de los hijos que tuvieron sus padres Luis Estanislao Martín y Celia Guerín. Desde su más tierna infancia deseó ardientemente consagrarse a Dios en la vida religiosa, y por una serie de acontecimientos providenciales entró a la edad de 15 años en el convento de Carmelitas descalzas de Lisieux en donde pasó nueve años y seis meses en la práctica constante de todas las virtudes. Se distinguió siempre por su ardiente amor a Dios y admirable confianza en Él, y el tierno amor que desde sus primeros años tuvo a la Santísima Virgen María. El 9 de junio de 1895, fiesta de la Santísima Trinidad, hizo su ofrenda de Holocausto al Amor Misericordioso de Dios, que consta en un hermoso manuscrito que fue hallado después de su muerte en el libro de los Evangelios que la Beata llevaba día y noche sobre su corazón. Murió el 30 de septiembre de 1897 a la edad de 24 años y sus últimas palabras fueron mientras contemplaba el crucifijo que tenía en sus manos y estrechaba frecuentemente contra su corazón: “Le amo... ¡Oh Dios mío!... Os amo...”.

Mensaje de santidad[2].

Una frase de Santa Teresita, que refleja su mensaje de santidad es la siguiente y es en relación a la oración: “No poseo el valor para buscar plegarias hermosas en los libros; al no saber cuáles escoger, reacciono como los niños, le digo sencillamente al buen Dios lo que necesito y Él siempre me comprende”. Lo que quiere decir Santa Teresita es que para ella le resultaba más fácil, en algunas ocasiones, dirigirse a Dios con la oración llamada “del corazón”, es decir, la oración que nace de lo más profundo del ser y está originada en el Amor de Dios, mientras que en otras ocasiones, se dirigía a Dios con las oraciones ya pre-establecidas, como el Padrenuestro, el Avemaría, etc. También nosotros podemos y debemos hacer estos dos tipos de oraciones, las pre-establecidas y las del corazón e independientemente de cuál hagamos, la oración debe siempre ser hecha como lo hacía Santa Teresita, con mucho amor, devoción y piedad.

Otra frase de Santa Teresita es: “Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente”. Santa Teresita ama tanto a Dios, que no se contenta con amarlo ella sola, sino que quiere que sean cada vez más y más almas que lo amen, para que esas almas sean felices por la eternidad amando a Dios y para que Dios reciba la adoración, el amor y la alabanzas eternas que Él se merece por ser quien Es, Dios de Eterna Bondad y Misericordia.

Una frase de Santa Teresita nos indica el camino para llegar al Cielo: “Mi caminito es el camino de una infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta”. Así como un niño pequeño se entrega con total confianza y amor a sus padres, porque sabe que de ellos sólo recibe amor, así debemos entregar nuestro ser, nuestra alma y nuestra vida en las manos crucificadas y ensangrentadas de Dios Nuestro Señor, Cristo Jesús.

Otra frase hace referencia a su vida en el Cielo: “Después de mi muerte dejaré caer una lluvia de rosas”. Después de la muerte terrena, Santa Teresita sabe que irá al Cielo y desde allí hará descender rosas espirituales, es decir, intercederá ante la Trinidad, para que sus devotos reciban numerosas gracias celestiales.

Una última frase también hace referencia a su vida en el Cielo: “Pasaré mi Cielo haciendo bien sobre la tierra”. Quiere decir que, estando en el Cielo, en la vida eterna, seguirá haciendo el bien en la tierra, a los que vivimos en el tiempo, para que sigamos su caminito de infancia espiritual y así seamos capaces de llegar, como ella, a la vida eterna.

Que Santa Teresita del Niño Jesús interceda por nosotros para que seamos dignos de alcanzar, un día, la vida eterna en el Reino de Dios.

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