San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

jueves, 2 de septiembre de 2021

San Gregorio Magno

 



         Vida de santidad[1].

         San Gregorio I Magno, papa y doctor de la Iglesia, siendo monje ejerció de legado pontificio en Constantinopla y tiempo después fue elegido Romano Pontífice. Arregló problemas temporales y además atendió a los cuidados espirituales, mostrándose como verdadero pastor en el gobierno de la Iglesia, fomentando la vida monástica y propagando y reafirmando la fe en todas partes, para lo cual escribió muchas y célebres obras sobre temas morales y pastorales. En su papado se convirtió Inglaterra. Murió el doce de marzo del año 604.

         Mensaje de santidad.

         Dentro de su vasto legado de santidad, se encuentra un valioso aporte suyo a la doctrina católica del Purgatorio y de tal manera, que los protestantes suelen afirmar -sin el menor rigor histórico- que es un invento de San Gregorio Magno en la Edad Media[2]. Entre algunos ejemplos se encuentra el del conocido protestante anticatólico Dave Hunt, quien afirma lo siguiente: “En el Catolicismo, el “purgar” ocurre en un lugar llamado “purgatorio”, inventado por el Papa Gregorio el Grande en el año 593 DC”. Esta afirmación es falsa, puesto que la doctrina del Purgatorio se encuentra ya en las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo, doctrina que luego es expuesta en el Catecismo de la Iglesia y también en los Concilios Ecuménicos. Entonces, la Iglesia, basada en las palabras de Nuestro Señor Jesucristo, define en el Catecismo la doctrina acerca del Purgatorio. Podemos preguntarnos cuál es el aporte del Papa Gregorio I Magno a esta doctrina y es una interpretación suya de Mateo 12, 32, en el que según el santo, hay una referencia implícita al purgatorio. Dice así el Papa San Gregorio Magno: “Tal como uno sale de este mundo, así se presenta al juicio. Pero se ha de creer que hay un fuego purificador para expiar las culpas leves antes del juicio. La razón para ello es que la Verdad afirma que si uno dice una blasfemia contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero. Con esta sentencia se da a entender que algunas culpas pueden perdonarse en este mundo y algunas en el otro, pues, lo que se niega respecto a unos, hay que comprender que se afirma en relación a otros. Sin embargo, tal como ya he dicho, se ha de creer que esto se refiere a pecados leves y de menor importancia”.

Por último, en el Catecismo se explica así, en su numeral 1030, la doctrina sobre el Purgatorio: “Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo”. Y en el 1031 dice: “La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (cfr. DS 1304) y de Trento (cfr. DS 1820: 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1 Co 3, 15; 1 P 1, 7) habla de un fuego purificador: Respecto a ciertas faltas ligeras, es necesario creer que, antes del juicio, existe un fuego purificador, según lo que afirma Aquél que es la Verdad, al decir que si alguno ha pronunciado una blasfemia contra el Espíritu Santo, esto no le será perdonado ni en este siglo, ni en el futuro (Mt 12, 31). En esta frase podemos entender que algunas faltas pueden ser perdonadas en este siglo, pero otras en el siglo futuro (San Gregorio Magno, dial. 4, 39)”. Esto último es el aporte del Papa San Gregorio Magno a la doctrina católica sobre el Purgatorio, pero de ninguna manera es un invento de este santo, sino que es una realidad de la otra vida, revelada por el Hombre-Dios Jesucristo.

        

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