San José es, de entre todos los santos, el que más se
asemeja a Dios Padre, porque fue Dios Padre quien lo eligió, de entre una
multitud, para que lo representara en la tierra, tomando a su cargo el cuidado
paternal y amoroso de la Sagrada Familia.
San José es el modelo de todo padre terreno, porque Dios
Padre lo hace partícipe de su paternidad divina, y así San José engendra en el
amor espiritual, y no en la carne, a Dios Hijo, así como Dios Padre engendró en
la eternidad a Dios Hijo en su seno, por el Amor del Espíritu Santo. San José
participa así de la paternidad divina en grado máximo y perfecto, para que
pueda criar y educar a Dios Hijo en su vida terrena, para que Dios Hijo encarnado,
en sus períodos de niño y joven no extrañara, en el destierro de esta vida, el
Amor de Dios Padre con el que lo ama desde la eternidad, en los cielos
infinitos.
San José es modelo de Amor a Jesús, Dios Hijo encarnado,
porque nadie como él ama al Hijo de Dios Padre, pero además de amarlo como a su
Hijo adoptivo, lo contempla con asombro y estupor y lo adora, porque sabe que
ese Niño y ese Joven al que cuida con tanto amor y esmero, es al mismo tiempo
su Dios y Creador, su Redentor y Santificador, y así San José es modelo también
de contemplación y de adoración a Cristo, en la Cruz y en la Eucaristía.
San José es modelo de Amor en el Espíritu Santo a Jesús y a
la Virgen, porque el amor con el que San José los ama, no es el solo amor suyo
humano, sino ante todo, es el Amor del Padre y del Hijo, el Espíritu Santo. Así,
quien desee amar a Jesús y a la Virgen con un Amor perfectísimo, puro,
celestial, sobrenatural, no tiene otra cosa que hacer que imitar a San José.
San José es modelo para todo hijo, porque es el Padre
perfecto a quien todo hijo debe amar, porque encarna la paternidad humana en su
máxima perfección, y en su figura paterna debe encontrar todo hijo el modelo de
paternidad a la cual respetar y honrar, según manda el cuarto mandamiento. San José
es modelo para todo hijo, porque él es a su vez el hijo perfecto de Dios Padre
que cumple a la perfección su cometido y así es modelo de obediencia y de amor,
para todo hijo que dese vivir el mandamiento que manda honrar a los padres, y
es modelo para todo hijo que desee cumplir la Voluntad de Dios Padre en su
vida.
Finalmente, San José es también modelo para toda esposa,
porque el Amor casto y puro con el que ama a María, amor del que está excluida
toda concupiscencia y toda atracción carnal, que jamás la hubo entre María
Virgen y San José, debe ser el tipo de amor con el que toda esposa debería ser
amada en la tierra. Excluyendo la relación marital, que jamás la hubo entre
María Virgen y San José, todas las esposas deberían recibir, de sus respectivos
esposos, el amor modelo de pureza y castidad con el que San José amó a María
Santísima.