San Expedito
era, antes de su conversión a Cristo Jesús, un soldado romano -esa es la razón
de la vestimenta con la que se lo representa- y, desde el punto de vista espiritual,
era pagano, lo cual significa que no solo no conocía al Verdadero y Único Dios,
Cristo Jesús, sino que al mismo tiempo, adoraba a ídolos, a falsos dioses, los
cuales son, en el fondo, demonios, tal como lo dice la Sagrada Escritura: “Los
ídolos de los paganos son demonios”.
Ahora bien,
llegó un momento en su vida, el momento previsto por Dios desde toda la
eternidad, en que San Expedito recibió la gracia santificante, que es la participación
en la luz divina que nos hace conocer a la Santísima Trinidad y al Hijo de Dios
encarnado para nuestra salvación, Cristo Jesús. Para ello, le concedió un rayo
de luz divina dirigido tanto a su intelecto como a su corazón, para que así
pudiera responder libremente al llamado a la conversión al Mesías Jesucristo. Pero
al mismo tiempo, Dios permitió que el Demonio se le apareciera en forma de
cuervo negro, el cual, revoloteando alrededor del santo, le decía: “Cras, cras”,
que significa en latín: “Mañana, mañana”. Con esto, el Demonio tentaba a San
Expedito sutilmente: no le decía que no se convirtiera, sino que postergara la
conversión para “mañana”, que ya habría tiempo de convertirse y mientras tanto,
lo tentaba con continuar con su vida de pagano. El Santo, que estaba meditando
sobre la Pasión de Jesús y por eso llevaba una Cruz con él, recibiendo la fuerza
de lo alto, levantó la Cruz, aplastó la cabeza del cuervo-demonio y dijo: “Hodie!”,
que significa: “¡Hoy!”, es decir, “¡Hoy, ahora, ya, en este instante, elijo a
Jesucristo como a mi Rey y Señor y desprecio, con la fuerza de la Santa Cruz,
las obras del Demonio”. Por esto San Expedito es el “santo de las causas
urgentes”, porque no hay nada más urgente que la propia conversión y la de todo
prójimo a Nuestro Salvador, Jesús Eucaristía, es decir, la conversión
eucarística es la verdadera causa urgente, mientras que cualquier otra cosa
puede esperar.
Ahora bien,
a nosotros el Diablo no se nos va a presentar como cuervo, ni tampoco con su
apariencia infernal, puesto que moriríamos de terror si llegáramos a verlo,
pero sí se nos presenta a través de distintos disfraces, caracterizados todos
por su espíritu anticristiano, como por ejemplo, el aborto, la eutanasia, la
ideología de género. Esta última es particularmente insidiosa y de ella, de su
carácter perverso y pervertidor, nos advierten dos Papas, Benedicto XVI y
Francisco. El Papa Benedicto XVI dice así, con respecto a la ideología de
género: “La
ideología de género es la última rebelión de la creatura contra su condición de
creatura. Con el ateísmo, el hombre moderno pretendió negar la existencia de
una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo
bueno y sobre lo malo. Con el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus
propias exigencias y su propia libertad, que nacen de su condición espiritual.
Ahora, con la ideología de género el hombre moderno pretende librarse incluso
de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se
construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un
dios para sí mismo” [1].
El
Papa Francisco, a su vez, no da una definición de la ideología de género, pero
sí advierte contra esta, al tiempo que destaca la riqueza de la diferencia
entre el hombre y la mujer y su significado en el plan divino de salvación. En
su Catequesis del 15 de Abril de 2015, el Papa Francisco sostuvo que “la
ideología de género contradice el plan de Dios”[2]
y que “las diferencias entre hombre y mujer sirven para la comunión”: “La
complementariedad del hombre y la mujer, vértice de la creación divina, está
siendo cuestionada por la llamada ideología de género, en nombre de una
sociedad más libre y más justa (…) Las diferencias entre hombre y mujer no son
para la contraposición o subordinación, sino para la comunión y la generación,
siempre a “imagen y semejanza” de Dios (…) el sacramento del matrimonio es
signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su
Esposa, la Iglesia”.
Al
recordar a San Expedito en su día, le pidamos que interceda para que Nuestro
Señor Jesucristo nos conceda la gracia de la conversión eucarística y al mismo
tiempo, ilumine nuestros intelectos para que sepamos reconocer y rechazar a las
ideologías anticristianas como el aborto, la eutanasia, la ideología de género.
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