San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

jueves, 10 de febrero de 2022

Jesús nos dona su Sagrado Corazón en cada Eucaristía

 



          En una de las apariciones a Santa Margarita María de Alacquoque, el Sagrado Corazón le pidió a la santa que le diera su propio corazón; ella tomó su corazón y se lo entregó a Jesús y Jesús a su vez lo introdujo en su pecho, que era como un horno ardiente en donde ardían las llamas del Espíritu Santo.

          Luego de esto, Jesús le devolvió el corazón a Santa Magarita, el cual había quedado convertido en una llama ardiente con forma de corazón. En otras palabras, Santa Margarita le entrega su corazón de carne y Jesús le devuelve una llama de Amor en forma de corazón, por lo que podemos decir que el Sagrado Corazón transformó el corazón de la santa en una copia y una prolongación de su propio Corazón, envuelto en las llamas del Amor Divino.

          Al contemplar este episodio, podemos experimentar el deseo de que Jesús haga lo mismo con nosotros, pero en realidad Jesús hace con nosotros algo infinitamente más grandioso que lo que hizo con Santa Margarita: no nos pide nuestro corazón, para encenderlo en las llamas del Espíritu Santo, sino que Él nos da su propio Corazón, que late en la Eucaristía, envuelto en las llamas del Amor de Dios, para que nuestros corazones y todo nuestro ser se incendien en el Fuego del Amor de Dios.

          Al comulgar, no vemos las llamas que envuelven al Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, pero debemos saber recibimos al Corazón Eucarístico de Jesús, que quiere así encendernos en el Amor de Dios, el Espíritu Santo.

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