San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

miércoles, 2 de octubre de 2019

San Francisco de Asís y los estigmas de Jesucristo


Resultado de imagen para jesus como serafin de los estigmas a san francisco

         San Francisco era heredero de una gran fortuna, pero por amor a Cristo, la abandonó y fue en pos de Jesús, siguiéndolo por el camino del Calvario, camino que es de pobreza, de abandono en Dios, de tribulación y amarguras, pero que conduce con toda seguridad al cielo. Pero San Francisco no recorrió sólo espiritualmente el Camino de la Cruz, el Via Crucis: también con su cuerpo terreno participó de la Pasión de Jesús, al recibir los estigmas o llagas de Jesús. En recompensa por haberlo dejado todo y por haberlo seguido con amor por el camino de la Cruz, Jesús, apareciéndosele como un serafín crucificado en el Cielo, le hizo partícipe de sus llagas, imprimiéndolas en su cuerpo, de manera que a partir de entonces, San Francisco comenzó a llevar consigo los estigmas, las huellas visibles de la Pasión de Jesús.
         Por esta razón, la pobreza voluntaria de San Francisco no se entiende sino es a la luz de la Santa Cruz de Jesús: San Francisco no fue un revolucionario, ni un amante de la pobreza por la pobreza en sí misma: eligió ser pobre porque de esa manera respondía mejor al llamado que le hacía Jesús de seguirlo por el Camino Real de la Cruz, el Via Crucis. Si San Francisco hubiera mantenido sus riquezas, no habría tenido las manos desocupadas, los pies libres y el corazón abierto, para recibir las llagas de Jesús. No se debe ver la pobreza de San Francisco como la glorificación de la pobreza en sí misma y por sí misma, lo cual sería un grave error: San Francisco eligió ser y vivir pobremente, porque así respondía mejor, con todo su ser, al camino particular por el cual Jesús quería conducirlo a la santidad.
         Entonces, en San Francisco, la pobreza no es glorificación y exaltación de la pobreza en sí misma, sino del Amor de Dios, porque Dios quería para él un camino particular, el camino de la pobreza, lo cual no es dado a todos, al menos no con esta intensidad. A su vez, las llagas que llevaba San Francisco en su cuerpo, eran una señal, no sólo de su respuesta al Amor de Dios, sino del Amor de Dios hecho carne, hecho visible, en las llagas de la Pasión, porque fue en la Cruz en donde Dios nos demostró hasta qué punto llegaba su Amor por todos y cada uno de nosotros.
         San Francisco pobre y portando las llagas de Cristo es la imagen, no de un revolucionario, sino de un santo que respondió con todo su ser al Amor de Dios que quería para él la pobreza de la Cruz y las llagas de la Pasión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario