Un día
en la vida de San Expedito, elegido por Dios desde la eternidad para conceder a
San Expedito la gracia de la conversión a Cristo, el santo recibió la gracia de
conocer a Jesucristo como al Hombre-Dios, como al Salvador de los hombres y en
ese pensamiento estaba San Expedito, sosteniendo la Santa Cruz de Jesús, cuando
el Demonio se le apareció bajo la forma de un cuervo negro. El Demonio, que se
había dado cuenta del cambio en San Expedito, que ya no adoraba a los falsos
ídolos, que son los disfraces del Demonio y dándose cuenta de que estaba a
punto de convertirse a Cristo, comenzó a dar vueltas a su alrededor, gritando: “Cras,
cras!”, que en latín significa: “¡Mañana, mañana!”. Es decir, el Demonio
tentaba sutilmente a San Expedito para lograr que se alejara de Jesucristo,
pero no le decía: “No te conviertas”, sino que le decía: “Conviértete, pero
deja la conversión para mañana, ya tendrás tiempo de convertirte, mientras
tanto, continúa con tu vida de pagano, continúa adorando a los falsos ídolos”. Esta
tentación era sutil, porque no le decía que no se convirtiera, sino que
postergara la conversión para “mañana”, lo cual es una trampa, porque ninguno
de nosotros sabe si estará vivo “mañana”. Esto quiere decir que si San Expedito
cedía a la tentación del Demonio, llamado el Tentador, ponía en riesgo su
eterna salvación, porque si moría esa noche sin convertirse a Cristo, su alma
se condenaba. Pero San Expedito venció a la tentación del Demonio por medio de
la Santa Cruz de Jesús: sosteniendo en alto la Santa Cruz, recibiendo de la
Cruz la gracia y el poder de Cristo, San Expedito exclamó con voz firme y
potente: “Hodie!”, que significa en latín: “Hoy”, es decir, San Expedito,
recibiendo el poder de Cristo a través de la Cruz, eligió a Cristo y no al
Demonio.
Entonces, hasta antes de conocer a Jesucristo, San
Expedito era un soldado romano pagano, es decir, adoraba a muchos ídolos, los
cuales son demonios, como dice la Escritura: “Los ídolos de los gentiles son
demonios”. Esos ídolos, en nuestros días, serían las devociones paganas y
supersticiosas como la Difunta Correa, el Gauchito Gil, San La Muerte, aunque
también son ídolos demoníacos el dinero, el éxito, la fama del mundo, las
ideologías anticristianas como el comunismo, socialismo y liberalismo e incluso
hasta sistemas de gobierno que no se guían por la Ley de Dios y sus
Mandamientos.
Vivimos en un mundo en el que el espíritu del
Anticristo se hace cada vez más y más fuerte y en el que el Demonio se esconde
para tentarnos con su astucia, para que nos alejemos de nuestro Salvador,
Nuestro Señor Jesucristo. Al recordar a San Expedito en su día, le pidamos al
santo que interceda para que no posterguemos nuestra conversión eucarística,
para que ya, desde ahora, comencemos a adorar al Cristo Eucarístico y a vivir según
sus Mandamientos.
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