Desde que la Virgen se apareció a San Simón Stock y le dio
el Escapulario en el año 1251, no han dejado de producirse cantidades
incontables de milagros, a lo largo y ancho del mundo y durante todos los
siglos[1]. Algunos de esos milagros incluso se relacionan con otros milagros, como
las Apariciones de la Virgen en Fátima; hay testimonios que están relacionados
con Papas, y otros con Santos.
Uno de estos testimonios se dio en una de las Apariciones de
la Virgen en Fátima: según Lucía, una de las videntes de estas apariciones, en
la última aparición, que ocurrió en octubre de 1917, la Virgen se apareció con
hábito carmelita y con el Escapulario en la mano y recordó que sus verdaderos
hijos lo llevaran con amor y reverencia; además pidió que los que se
consagraran a ella lo usaran como signo de dicha consagración.
Otros testimonios están relacionados con los Papas: así, el Beato
Papa Gregorio X fue enterrado con su escapulario, a solo veinticinco años
después de la Visión del Escapulario. A su vez, el Papa Pío XII habló
frecuentemente del escapulario y es así que en 1951, en el aniversario 700 de
la aparición de Nuestra Señora a San Simón Stock, el Papa ante una numerosa
audiencia en Roma exhortó a que se usara el escapulario como “Signo de
Consagración al Inmaculado Corazón de María”. También el Papa recordó en esa
ocasión que “el escapulario nos marca como hijos escogidos de María y se
convierte para nosotros en un “Vestido de Gracia”, porque es como si lleváramos
puesto el hábito carmelita de la Virgen.
Si
nos acercamos un poco más en el tiempo, el Papa Juan Pablo II ha reconocido que
él mismo lleva el escapulario desde sus años de juventud. Así lo manifestó él
en persona: “¡También yo llevo sobre mi corazón, desde hace mucho tiempo, el
escapulario del Carmen!”.
El
escapulario y los Santos
Con
respecto a los santos, los testimonios nos llegan desde el mismo San Simón
Stock: el mismo día en el que San Simón Stock recibió de María el escapulario y
la promesa, el santo fue llamado a asistir a un moribundo que agonizaba en
estado de desesperación; cuando llegó, le puso el escapulario sobre el hombre,
pidiéndole a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa de hacer.
Inmediatamente el hombre se arrepintió, se confesó y murió en gracia de Dios.
Otros
santos que dan testimonio del Santo Escapulario del Carmen son San Alfonso
Ligorio y San Juan Bosco, quienes se caracterizaban por tener una especial
devoción a la Virgen del Carmen y usaban el escapulario. Cuando murieron los
enterraron con sus vestiduras sacerdotales y con su escapulario. Muchos años
después cuando abrieron sus tumbas encontraron que sus cuerpos y todas las
vestimentas estaban reducidas a cenizas y polvo, sin embargo sus escapularios
estaban intactos. Con relación al Escapulario, San Alfonso Ligorio nos dice: “Herejes
modernos se burlan del uso del Escapulario. Lo desacreditan como una
insignificancia vana y absurda”. La lectura en negativo de esta afirmación es que
los justos y los santos lo usan con reverencia y amor y que para ellos –para toda
la Iglesia- es un salvoconducto seguro al Cielo, al tiempo que nos evita ir al
Infierno, siempre y cuando lo usemos esforzándonos por vivir en estado de
gracia y no en pecado.
Otro
santo, San Pedro Claver, se hizo esclavo de los esclavos por amor: cada mes
llegaba a Cartagena, Colombia, un barco con esclavos. San Pedro se esforzaba
por la salvación de cada uno. Organizaba catequistas, los preparaba para el
bautismo y los investía con el escapulario. Mediante esta obra de misericordia,
llegó a tener más de trescientos mil conversos.
Finalmente,
otro santo que da testimonio del Santo
Escapulario del Carmen es San Claudio de Colombiére, director de Santa
Margarita María de Alacquoque, la santa a la que se le aparecía el Sagrado Corazón.
Dice así el santo: “Debido a que todas las formas de amar a la Santísima Virgen
y las diversas maneras de expresar ese amor no pueden ser igualmente agradables
a ella y por consiguiente no nos ayudan en el mismo grado para alcanzar el
cielo, lo digo sin vacilar ni un momento, ¡El Escapulario Carmelita es su
predilecto!" y agrega "Ninguna devoción ha sido confirmada con mayor
número de milagros auténticos que el Escapulario Carmelita”. También afirmó: “Yo
quería saber si María en realidad se había interesado en mí, y en el
escapulario Ella me ha dado la seguridad más palpable. Sólo necesito abrir mis
ojos, Ella ha otorgado su protección a este escapulario: “Quien muera vestido
en él no sufrirá el fuego eterno”. Es decir, el santo usaba el Escapulario confiado
en que era un elegido de la Virgen por usarlo y confiado en la promesa de la Virgen a San Simón Stock: “Quien muera con el Escapulario puesto, no sufrirá
el fuego del Infierno”.
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