El Apóstol Santiago a caballo o Santiago Matamoros
(Museo del Prado)
Fue uno de los 12 apóstoles del Señor. Era
hermano de San Juan evangelista. Se le llamaba el Mayor, para distinguirlo del
otro apóstol, Santiago el Menor, que era más joven que él.
Santiago
formó parte del grupo de los tres preferidos de Jesús, junto con su hermano
Juan y con Simón Pedro: junto con ellos presenció la primera pesca milagrosa –luego
de la cual dejó las redes y se dispuso a seguir al Señor-; junto con Pedro y
Juan fueron los únicos testigos de la Transfiguración en el Tabor y luego de su
Oración en el Huerto de Getsemaní, además de presenciar la gran mayoría de sus
milagros. Dice San Juan Crisóstomo que lo prefería tanto porque era “el más
atrevido y valiente para declararse amigo y seguidor del Redentor”; otra causa
es porque iba a ser el primero que derramaría su sangre por proclamar su fe en
Jesucristo.
Santiago
y Juan fueron protagonistas de un episodio del Evangelio: al dirigirse a
Jerusalén, unos habitantes de Samaria no quisieron hospedarlos por este motivo,
porque se dirigían a Jerusalén, por lo que Santiago y Juan le pidieron permiso
a Jesús para que lloviera fuego del cielo, pero Jesús los reprendió y siguieron
la marcha: no habían entendido que Jesús había venido a traer otro fuego del
cielo, el fuego del Espíritu Santo, un fuego que no destruye ni provoca dolor,
sino gozo y alegría de Dios.
En
otro episodio, Santiago y Juan le pidieron a Jesús, por medio de su madre, los
primeros puestos en la gloria del cielo, a lo que Jesús les respondió si ellos
eran capaces de beber del cáliz que Él iba a beber, es decir, de participar de
su Pasión y ambos dijeron al unísono: “Podemos”, con lo cual demostraban que
amaban tanto a Jesús, que estaban dispuestos a seguirlo hasta la muerte,
incluso, hasta la muerte de cruz.
Después
de la Ascensión de Jesús, el rey Herodes Agripa tomó la decisión de exterminar
a los seguidores de Cristo y para ello comenzó con la decapitación de Santiago
y el encarcelamiento de Pedro. Así Santiago tuvo el grandísimo honor de ser el
primero de los Apóstoles en derramar su sangre por Cristo y su Evangelio, lo
cual le mereció el premio eterno en los cielos.
Según
tradiciones que datan del siglo VI, se dice que Santiago, en su afán apostólico
y evangelizador, llegó incluso a ir hasta España a proclamar la Buena Noticia
de Jesucristo. Desde el siglo IX se cree que su cuerpo se encuentra en la
catedral de Compostela (norte de España), santuario al cual acuden cientos de miles
de peregrinos de todo el mundo y de todos los tiempos, consiguiendo enormes
milagros y favores del cielo[2].
Santiago
es Patrono de España y de su caballería, luego de que en una batalla por la
Reconquista de España[3],
el Apóstol se apareciera montado en un caballo blanco y blandiendo su espada
contra los musulmanes. Desde entonces, el grito de guerra de los españoles es: “¡Santiago
y cierra, España!”[4].
(cierra en formación de combate).
Mensaje de santidad.
Santiago Apóstol no solo fue
uno de los que más amó a Jesús, sino también uno de los que mejor comprendió el
mensaje de Jesús: esta vida es solo una prueba para la vida eterna.
Lo comprendió cuando,
dejándolo todo, lo siguió a Jesús para anunciar el Reino de los cielos; lo
comprendió cuando, después de querer incinerar a los samaritanos, entendió que
Jesús venía a traer fuego, sí, pero el Fuego del Amor de Dios, el Espíritu
Santo; lo comprendió cuando, junto a su hermano, se dispuso con todo su corazón
y toda su alma a “beber el cáliz de la Pasión” y así participar de la Pasión de
Jesús; lo comprendió cuando luego de la Ascensión, fue a misionar a tierras
desconocidas, que en ese entonces eran el fin del mundo, la actual España. Finalmente,
desde el cielo, Santiago Apóstol nos ayuda a luchar contra herejes y
mahometanos y, puesto que como hispanoamericanos somos también España, decimos:
“¡Santiago y cierra, España!”.
[2] El historiador Pérez de Urbel
dice que lo que hay en Santiago de Compostela son unas reliquias, o sea restos
del Apóstol, que fueron llevados allí desde Palestina.
[3] El apóstol Santiago el Mayor, según la tradición,
intervino en la legendaria batalla de Clavijo, a caballo y derrotando
a los musulmanes. Cfr. https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:El_Ap%C3%B3stol_Santiago_a_caballo_o_Santiago_Matamoros,_de_Francisco_Camilo_(Museo_del_Prado).jpg
[4] “¡Santiago y cierra, España! es
un lema perteneciente a la tradición cultural española,
inspirado en un grito de guerra pronunciado por las tropas cristianas durante
la Reconquista,
en batallas como la de Navas de Tolosa y las españolas
del Imperio y de época moderna antes de cada carga
en ofensiva. En el corpus impreso del español aparece citado en el siglo xvii,
en poemas y dramas de carácter histórico (…)El significado de la frase es, por
una parte, invocar al apóstol Santiago,
patrón de España y también llamado Santiago Matamoros, y por otro, la orden
militar cierra, que en términos militares significa trabar combate,
embestir o acometer; «cerrar» la distancia entre uno y el enemigo. Cierra
también hace referencia a cerrar filas, para que nadie abandone su puesto en
combate y que las líneas de defensa queden huecos que el enemigo pudiera
atravesar. El vocativo España, al final, hace referencia al destinatario de la
frase: las tropas españolas”; cfr. https://es.wikipedia.org/wiki/%C2%A1Santiago_y_cierra,_Espa%C3%B1a!.
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