Vida de santidad.
También conocidos
como los apóstoles de los eslavos, fueron dos hermanos Cirilo (o Constantino,
827-869) y Metodio (815-885) provenientes
de Tesalónica, en el Imperio bizantino, que se convirtieron en misioneros del
cristianismo primero en Crimea y después en el Imperio de la Gran Moravia[1]. A mediados del siglo
noveno el príncipe Rostislav de Moravia, solicitó al emperador de Bizancio,
Miguel III, de Constantinopla, el envío de sacerdotes cultos que afianzasen el
cristianismo en la Gran Moravia y estableciesen una organización eclesiástica
independiente de Baviera[2]. El emperador de Bizancio
encargó la misión a dos cultos hermanos, Cirilo y Metodio, oriundos de
Salónica, que dominaban la lengua eslava. Cirilo, a quien se considera el padre
de la literatura eslava, creó un alfabeto compuesto de 38 letras, que reflejaba
la gran riqueza sonora del eslavo antiguo; esta escritura eslava de Cirilo
recibió el nombre de glagólica. Cirilo y Metodio crearon un alfabeto, llamado
“cirílico”, para comunicar el Evangelio, el Misal Romano y el Ritual litúrgico a
los pueblos eslavos (los actuales países como República Checa, Bulgaria,
Serbia, Croacia, etc.), dando así unidad lingüística y cultural a estas
naciones. Es decir, inventaron signos propios para traducir del griego a la
lengua eslava los libros sagrados[3].
Una vez creada la
escritura eslava, Cirilo comenzó la traducción de libros religiosos al eslavo
antiguo. El primer libro traducido por Cirilo fue el evangeliario, elemento
indispensable para celebrar las misas y para la catequesis. Con ayuda de sus
discípulos vertió al eslavo antiguo también el misal, el apostolario y otros
libros litúrgicos. Terminados sus cuatro años misioneros en la Gran Moravia,
Cirilo viajó a Roma e ingresó en un convento de monjes griegos. Falleció con
cuarenta y dos años a los 50 días de su estancia en la Ciudad Eterna, el 14 de
febrero del 869.
Metodio era hermano
de Cirilo y colaborador en la misión en la Gran Moravia. Siendo joven, renunció
al puesto de comandante militar e ingresó en un convento ubicado al pie del
Olimpo. Ya como sacerdote, se desempeñó como arzobispo de Gran Moravia. Bajo la
dirección de Metodio se desarrolló la escuela literaria morava de la cual
salieron las traducciones al eslavo antiguo de las Sagradas Escrituras. San
Metodio murió el 6 de abril del año 885 y fue enterrado en su templo
metropolitano en Moravia.
Vida de santidad.
Movidos por el amor a Cristo, Cirilo y Metodio, además de
misionar en tierras lejanas y desconocidas, crearon una nueva lengua para
comunicar el Evangelio a los pueblos eslavos, traduciéndolo del griego al
eslavo. Al igual que ellos, también nosotros debemos misionar y hacer
apostolado, tal vez no en tierras lejanas, sino en nuestros lugares de trabajo,
en nuestras familias, etc., para traducir el Evangelio a nuestros prójimos que
no conocen la Palabra de Dios. Ahora bien, en este proceso de transmisión de la
Palabra de Dios debemos cuidarnos de que no se pierda el carácter sobrenatural
del misterio cristiano. Para eso, debemos tener la luz de la gracia que nos
permite, por un lado, contemplar el misterio y, por otro, comunicar de ese
misterio sobrenatural contemplado a nuestros hermanos. Entonces, así como los
hermanos santos Cirilo y Metodio hablaron un lenguaje nuevo para comunicar a
Cristo, así nosotros debemos hablar un lenguaje nuevo, que no es el lenguaje de
los hombre ni el del mundo, sino el lenguaje propio de los hijos de Dios, el
lenguaje de la gracia, para poder comunicar la Buena Noticia del Evangelio. Pero
para eso, debemos aprender el lenguaje de la gracia, contemplando antes el
misterio de la Presencia del Salvador en la Eucaristía por la adoración
eucarística, para luego recién transmitir “lo que hemos visto y oído”, porque “nadie
da de lo que no tiene”. Si no hacemos adoración eucarística, no aprenderemos el
lenguaje de la caridad y de la gracia y no podremos transmitir a nuestros
hermanos el misterio de la Encarnación del Verbo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario