San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

martes, 7 de mayo de 2024

San Cayetano, Patrono del Verdadero Pan y del trabajo celestial

 



         Como sabemos, San Cayetano es el Patrono del pan y del trabajo, por esto está bien que le pidamos al santo que interceda ante Dios para que nunca nos falte el pan o alimento de la mesa y también para que nunca nos falte un trabajo digno, porque el hombre debe trabajar por mandato divino -es lo que le dijo a Adán luego de expulsarlo del Paraíso: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”- para ganar el pan de cada día.

         San Cayetano, entonces, es Patrono del pan y del trabajo y sin embargo, cuando vemos su imagen, no vemos que esté sosteniendo un pan material, del tipo del que nos alimentamos todos los días en nuestros hogares. ¿Qué sostiene San Cayetano, o mejor dicho, a quién? San Cayetano sostiene al Niño Jesús y nos preguntamos por qué y la respuesta es que Jesús es el Verdadero Pan bajado del cielo; Él es el Pan Vivo bajado del cielo, el Verdadero Maná celestial, el Pan que da la Vida eterna. Además, San Cayetano, como sacerdote, nos da el Verdadero Pan del cielo, la Sagrada Eucaristía y es éste Pan de Vida eterna el que debemos pedir sobre todo al santo, que no nos falte nunca.

         Y en cuanto al trabajo, le debemos pedir que nos dé trabajo, pero sobre todo el trabajo que nos pide Jesús en el Evangelio: “Trabajen por el Pan que da la Vida eterna”, es decir, la Sagrada Eucaristía. Entonces, debemos trabajar como todo ser humano, para ganarnos el pan de cada día, pero sobre todo debemos trabajar en la Iglesia por y para la Eucaristía, el Pan Vivo bajado del cielo, para que todos los hombres puedan alimentarse de este Pan que da la Vida eterna, el Cuerpo y la Sangre de Jesús.


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