El Sagrado Corazón de Jesús le dejó a Santa Margarita Doce Promesas para quienes sean sus devotos[1]. Estas promesas son:
1-“Daré
a las almas devotas, todas las gracias necesarias para su estado de vida”. Cada
persona, según su estado de vida -niño, joven, soltero, casado, religioso,
laico-, tiene necesidad de la gracia santificante de Jesucristo para poder
vivir según lo que Dios nos pide; el Sagrado Corazón nos promete gracias
adicionales y extraordinarias, que nos permitirán vivir todavía con más amor y
con más fortaleza el camino que nos conduce al Cielo.
2-“Voy
a establecer la paz en sus hogares”. La paz que nos concede
Jesús es la verdadera paz, la paz del espíritu, según sus palabras: “La paz os
dejo, mi paz os doy”. Esta paz nos la concede todavía con más abundancia, aun
en medio de las tribulaciones, para todo aquel que sea su devoto.
3-“Voy
a consolarlos en todas sus aflicciones”. Jesús promete
darnos su consuelo en nuestras aflicciones, que nunca faltan en esta vida; no
promete que las aflicciones desaparecerán, sino que Él nos dará el consuelo del
Amor de su Sagrado Corazón, para que seamos capaces de sobrellevarlas según la
voluntad de Dios.
4-“Voy
a ser su refugio seguro en la vida, y sobre todo en la hora de la muerte”. El
Sagrado Corazón nos promete su asistencia tanto en la vida, como en la muerte. En
Él podemos encontrar todo lo que necesitamos, la protección, la fuerza, la paz,
la alegría y cualquier clase de don y de virtud necesarias para nuestra
salvación. Y en el momento de la muerte, nos consolará con su Presencia misericordiosa,
acompañado del Inmaculado Corazón de María, para alejar al Demonio y para calmar
las angustias de la muerte.
5-“Voy
a conceder abundantes bendiciones sobre todo a sus empresas temporales y
espirituales”. En la vida cotidiana,
emprendemos muchas tareas que dependen de nuestro deber de estado; muchas de
ellas no se pueden concretar porque confiamos en nuestras fuerzas, dejando de
lado a Jesús. Precisamente Jesús nos promete concedernos sus gracias para que
todo aquello que emprendamos, si es su voluntad, llegue a buen término. Esto no
quiere decir que se cumplan todos nuestros deseos, sino que simplemente Él nos
ayudará en todo aquello que nos sirva para alcanzar la vida eterna.
6-“Los
pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de la
misericordia”. Todos somos pecadores y la tarea de la
conversión es de todo el día, todos los días. Seremos pecadores hasta el último
suspiro de nuestra vida terrena y en este sentido, la promesa del Sagrado Corazón
es que encontraremos en su Sagrado Corazón el océano infinito de Amor y de
Misericordia divinos que necesitamos, precisamente por ser pecadores.
7-“Las
almas tibias se harán fervorosas”. Esto es así porque el Sagrado
Corazón Eucarístico de Jesús está envuelto en las llamas del Divino Amor; al
recibirlo en la Sagrada Eucaristía, Él nos comunicará del fuego de su amor,
permitiéndonos salir de nuestra tibieza y así nuestros corazones arderán como
brasas incandescentes en el Amor de Dios.
8-“Las
almas fervorosas alcanzarán mayor perfección”. Si
un alma es ya fervorosa, si ya es piadosa, si ama a Jesucristo en la Eucaristía,
al recibirlo en la Sagrada Comunión y al honrar su imagen de Sagrado Corazón,
el alma se verá cada vez más encendida en el Amor de Dios y lo amará cada vez
más, hasta no desear otra cosa que al Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús.
9-“Bendeciré
a cada lugar en el que se exponga y se venere una imagen de mi Sagrado Corazón”.
Las
imágenes nos recuerdan permanentemente a la realidad que representan, es por
esta razón que, el exponer y venerar a la imagen del Sagrado Corazón en
nuestras casas, nos ayuda para adorar la imagen del Sagrado Corazón de Jesús
que todo devoto suyo debe llevar impresa en su corazón.
10-“Daré
a los sacerdotes y a todos aquellos que se ocupan de la salvación de las almas,
el don de tocar los corazones más endurecidos”.
Quienes procuren la difusión de la devoción al Sagrado Corazón, quienes se
esfuercen por hacer conocer esta devoción, recibirán el don, de parte del Sagrado
Corazón, de ablandar aun a los corazones más endurecidos y reacios al Amor de
Dios.
11-“Los
que propaguen esta devoción tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón, y nunca
serán borrados”. Esta promesa está
dirigida especialmente para los que se preocupen por difundir la devoción al Sagrado
Corazón: Él mismo inscribirá sus nombres en su Sagrado Corazón y nunca nadie
los borrará de ahí, permaneciendo sus nombres y sus almas por toda la eternidad
en la morada gloriosa del Sagrado Corazón de Jesús.
12-“A
los que comulguen el primer viernes de cada mes, durante nueve meses
consecutivos, le concederé la gracia de la perseverancia final”.
La
perseverancia final en la Santa Fe Católica y la realización de las obras de
misericordia, son gracias que debemos pedir todos los días de nuestras vidas,
porque son necesarias para nuestra eterna salvación. El Sagrado Corazón nos
promete que nos concederá esta gracia tan importante para nuestra eterna
salvación, si comulgamos -por supuesto que en estado de gracia- los primeros
nueve meses consecutivos de mes, con el deseo de unir nuestros corazones a su
Sagrado Corazón Eucarístico.
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