San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

jueves, 24 de junio de 2021

Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo

 



         El día 29 se celebra la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y podemos preguntarnos por qué razón se celebran en la misma fecha[1]. Veamos algunas de ellas.

         Una primera razón es que ambos son fundadores de la Iglesia de Roma. En efecto, Jesús dijo a Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, con lo cual Simón Pedro pasó a ser “la roca” de la Iglesia y se comprometió a apacentar el rebaño de Dios –a confirmarlos en la fe católica- a pesar de sus debilidades humanas. Este encargo lo asumió Pedro luego de la Resurrección y Ascensión de Cristo, cumpliendo con toda fidelidad el encargo de Cristo. A su vez, Pablo, que era conocido como Saulo de Tarso antes de su conversión, luego del encuentro sobrenatural comenzó su tarea de ser el apóstol de los gentiles, pasando pasó el resto de su vida predicando el Evangelio a las naciones del mundo mediterráneo. Por estas razones, Nuestro Señor les concedió la corona de la gloria, constituyéndolos como “columnas del edificio espiritual de la Iglesia”[2].

Otra razón es que ambos padecieron en Roma: San Pedro y San Pablo fueron detenidos y martirizados en la prisión Mamertina, también llamada el Tullianum, ubicada en el foro romano en la Antigua Roma. San Pedro pasó sus últimos años en Roma liderando a la Iglesia durante la persecución, hasta su martirio en el año 64. Fue crucificado con la cabeza abajo a petición propia, por no considerarse digno de morir como su Señor. Fue enterrado en la colina del Vaticano y la Basílica de San Pedro está construida sobre su tumba. A su vez, San Pablo fue decapitado en el año 67. Está enterrado en Roma, en la Basílica de San Pablo de Extramuros.

Otra razón es que San Pedro, San Pablo -y también la Virgen María-, nos conducen al encuentro con el Dios Único y Verdadero, Dios Uno y Trino, conduciéndonos por el camino de la fe y de la santidad, únicos caminos posibles para llegar al Reino de Dios. Los dos Apóstoles son ejemplos insuperables de fe en Jesucristo Dios y en amor a Él y al prójimo, puesto que predicaron, hasta dar sus vidas por Cristo, el Evangelio de la salvación, a todo prójimo, sin distinción de raza ni de religión.

Otra razón es que ambos Apóstoles son “patronos principales de la Iglesia de Roma”, según lo expresó el Papa Benedicto XVI, agregando que “La tradición cristiana siempre ha considerado inseparables a San Pedro y a San Pablo: juntos, en efecto, representan todo el Evangelio de Cristo”[3].

Por último, se pueden decir que son la versión contraria de Caín y Abel, según expresión del Papa Benedicto XVI, quien presentó un paralelismo opuesto con la hermandad presentada en el Antiguo Testamento entre Caín y Abel: “Mientras que la primera pareja bíblica de hermanos nos muestra el efecto del pecado, por el cual Caín mata a Abel, Pedro y Pablo, aunque humanamente muy diferentes el uno del otro, y a pesar de que no faltaron conflictos en su relación, han constituido un modo nuevo de ser hermanos, vivido según el Evangelio, un modo auténtico hecho posible por la gracia del Evangelio de Cristo que actuaba en ellos”.

Por estas razones es que se celebran, en un mismo día, las fiestas de los dos Santos Apóstoles Pedro y Pablo.

 

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