San Ildefonso nació en Toledo, España. Estudió en
Sevilla bajo San Isidoro; luego entró a la vida monástica y fue elegido abad de
Agalia, en el río Tajo, cerca de Toledo y en el año 657 fue elegido arzobispo
de esa ciudad. Se caracterizó por unificar la liturgia en España y por escribir
abundantes obras importantes, particularmente sobre la Virgen María. El santo tenía
una profunda devoción a la Inmaculada Concepción ya desde doce siglos antes de
que se proclamara dogmáticamente. Esta devoción a la Virgen fue compensada por
la Madre de Dios con numerosos milagros.
Mensaje de santidad.
El Milagro del encuentro con la Virgen: una noche de
diciembre, el santo y algunos otros clérigos, fueron a la iglesia, para cantar
himnos en honor a la Virgen María. Al entrar, encontraron la capilla brillando
con una luz tan deslumbrante, que les llamó mucho la atención y los llenó de
temor, por lo que todos huyeron excepto Alfonso y sus dos diáconos. Estos
entraron en la capilla y se acercaron al altar. Ante ellos se encontraba la
María, la Inmaculada Concepción, sentada en la silla del obispo, rodeada por
una compañía de ángeles que entonaban cantos celestiales. Entonces la Virgen María
le hizo una seña con la cabeza para que se acercara. Obedeciendo a la orden, el
santo se acercó y la Virgen, fijando sus ojos sobre él, le dijo: “Tu eres mi
capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su
tesorería”. Luego de decir esto, la Virgen misma lo invistió, dándole las
instrucciones de usarla solamente en los días festivos designados en su honor. Esta
aparición y la casulla fueron pruebas tan claras, que el Concilio de Toledo
ordenó un día de fiesta especial para perpetuar su memoria. El evento aparece
documentado en el Acta Sanctorum como
“El Descendimiento de la Santísima Virgen y de su Aparición”. En la catedral
los peregrinos pueden aun observar la piedra en que la Virgen Santísima puso
sus pies cuando se le apareció a San Ildefonso.
A nosotros no se nos aparecerá la Virgen para darnos un
regalo de la tesorería de Jesús, como la casulla que le regaló a San Ildefonso,
pero a pesar de esto, la Virgen hace más por nosotros que por este milagro
concedido al santo, porque en vez de una casulla, la Virgen, al ser Mediadora
de todas las gracias, intercede continuamente por nosotros para que recibamos
las gracias que necesitamos para nuestra eterna salvación y con nuestro nos
muestra el inefable amor maternal que la Virgen tiene para con cada uno de nosotros.
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