San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

lunes, 15 de octubre de 2018

Santa Teresa de Ávila y su llamado a defender a Cristo Rey



         En uno de sus escritos, Santa Teresa de Ávila hace un ardiente llamamiento a los cristianos verdaderos, a quienes son “adoradores de Dios en espíritu y en verdad”, a defender a Nuestro Señor Jesucristo. La santa dice así: “¡Oh Cristianos! Tiempo es de defender a nuestro Rey y de acompañarlo en tan grande soledad, que son muy pocos los servidores que le han quedado y mucha la multitud que acompaña a Lucifer; y lo que es peor, es que se muestran amigos en lo público y lo venden en lo secreto”.
         La santa advierte, en este corto escrito, de varios peligros que acechan a la Cristiandad: uno de ellos, es que el Señor Jesucristo, Rey de reyes y Señor de señores, debe ser defendido de las hordas de seguidores de Lucifer, los cuales conforman “una multitud”. Si bien este párrafo fue escrito por la santa hace siglos, no pierde vigencia, porque cuando vemos las hordas de seguidores de Lucifer que bajo diversas máscaras, como el neo-marxismo, el feminismo radical, el satanismo, la práctica de la brujería moderna o wicca, el ocultismo, el comunismo, el materialismo, el hedonismo, intentan apoderarse de las sociedades modernas y de desterrar el Santo Nombre de Dios de las mentes y corazones de los hombres, entonces nos damos cuenta que el escrito es más actual en nuestros días que en los días de la santa, en donde la gente era más devota y practicante y en donde no habían tantas ideologías perversas.
         Pero hay otro peligro acerca del cual advierte la santa y es mucho, muchísimo peor, que el peligro de las hordas neo-marxistas y satanistas intentando quemar iglesias y abortar niños: es el peligro de los que se auto-proclaman “cristianos”, pero en realidad son seguidores de Lucifer. En efecto, dice así Santa Teresa: “Son muy pocos los servidores que le han quedado y mucha la multitud que acompaña a Lucifer; y lo que es peor, es que se muestran amigos en lo público y lo venden en lo secreto”. Pero, ¿quiénes son estos seguidores de Lucifer”, que se hacen pasar por cristianos? Son los cristianos que no asisten a misa por pereza; son los cristianos que prefieren los ídolos del mundo, antes que Jesús Eucaristía; son los cristianos que no rezan; son los cristianos que no frecuentan los sacramentos; son los cristianos que dejan vacíos sus lugares en la Iglesia, porque no acuden a ella poniendo infinidad de pretextos; son los cristianos que ante cualquier dificultad, en vez de acudir a la oración a la Madre de Dios, Mediadora de todas las gracias, acuden a ídolos demoníacos y servidores de Satanás, como el Gauchito Gil y la Difunta Correa, cuando no acuden al Demonio en persona, la Santa Muerte; son los cristianos que, en vez de llevar al cuello una medalla de la Virgen o un crucifijo, llevan en sus muñecas una cinta roja contra la envidia o en sus cuellos el amuleto mágico llamado “árbol de la vida” o algún otro amuleto como “la mano de Fátima”; son los cristianos tibios que con su silencio cómplice, permiten que se les envíe todo tipo de material obsceno, sin decir una sola palabra; son los cristianos que, en vez de hacer adoración eucarística, prefieren un paseo o una salida al cine; son cristianos que aceptan la ideología de género, el comunismo, el marxismo genocida y el liberalismo y así podríamos seguir hasta el infinito. Todos estos son cristianos de nombre, hacia el exterior, pero que hace tiempo entregaron sus corazones a Lucifer. Este peligro es mucho más insidioso que el primero, porque si los primeros son fáciles de identificar, estos, los segundos, los llamados cristianos, que hacen de la tibieza su estado espiritual habitual, son los más abundantes. Éste último peligro es mucho más insidioso y peligroso, por cuanto por fuera parecen seguidores de Cristo, pero sus corazones están entregados a Lucifer, tal como lo dice Santa Teresa de Ávila.
         La Santa llama, entonces, a los que son “adoradores en espíritu y en verdad” a adorar a Nuestro Señor Jesucristo, Presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía, para reparar por las ofensas que recibe por parte de los seguidores de Lucifer, aquellos que lo siguen a cara descubierta y aquellos que se hacen pasar por cristianos.



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