¿Por qué el Verbo de Dios se encarna? ¿Por qué, luego de
encarnado, se deja crucificar? ¿Por qué, luego de crucificado, resucita? ¿Y por
qué, luego de resucitado, se aparece como el Sagrado Corazón?
El Verbo de Dios se encarna como el Sagrado Corazón
porque de esa manera podía, por un lado, agradar al Padre, ofreciéndole una
Víctima Pura y Santa, inmolándose en el ara de la cruz, y por otro, podía
ofrecerse como Don de Dios a los hombres, Don en el cual los hombres
encontraran el perdón divino, la reconciliación y la plenitud del Amor de Dios
y esto de manera tal que no les quedara ninguna duda acerca de las intenciones
divinas. Al encarnarse como el Sagrado Corazón, el Verbo de Dios le ofrecería al
Padre una ofrenda purísima, su Sacratísimo Corazón, Corazón en el cual arderían
las llamas del Divino Amor. Ofrendado por el Hijo de Dios encarnado, desde el
altar de la cruz, el Sagrado Corazón, ardiendo en el fuego del Divino Amor,
sería la prenda de Alianza Eterna y definitiva que el mismo Dios realizaba con
la humanidad y sería la prueba de que Dios perdonaba para siempre las iniquidades de
los hombres, sellando con la Sangre de su Hijo el Pacto de Amor que Él había
decidido establecer con los hombres.
A
su vez, la Encarnación de Dios Hijo como el Sagrado Corazón, le ofrecía a los
hombres la garantía de que Dios olvidaba para siempre sus horribles pecados,
sus blasfemias, sus pactos con el enemigo de la humanidad -el mismo que los había
hecho caer del Paraíso, la Serpiente Antigua-, con tal de que se arrepintieran de
sus pecados y no los volvieran a cometer. En efecto, ¿cómo podrían dudar los
hombres del Amor de Dios, si Dios Encarnado sube a la cruz y abre los brazos en
la cruz y permite que su Corazón sea traspasado por la lanza, para que el
contenido de su Corazón, el Amor Divino, el Espíritu Santo, brote incontenible
con la Sangre y el Agua como un manantial de misericordia para que inunde el
mundo entero y se derrame sobre las almas de los pobres hombres pecadores?
¿Cómo podrían dudar los hombres del Amor de Dios, si Dios Encarnado se les
aparece con su Corazón en la mano y se los da para que se apropien de Él y
gocen de las dulzuras de su Amor? Y finalmente, ¿cómo podrían dudar los hombres
del Amor de Dios, si luego de aparecerse como el Sagrado Corazón, se continúa
donando como el Sagrado Corazón Eucarístico en cada Santa Misa?
El
Verbo de Dios, entonces, se encarna como el Sagrado Corazón, para poder ofrecer
a Dios la ofrenda Pura y Santa, el Corazón del Hombre-Dios, envuelto en las
llamas del Divino Amor, y para poder ofrecer a los hombres la Eucaristía, el
Sagrado Corazón Eucarístico, Corazón que enciende al alma en el Fuego del
Espíritu Santo.
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