San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial

San Miguel Arcángel, Príncipe de la Milicia celestial
"San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio; reprímale, Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a Satanás y a los demás espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén".

viernes, 20 de agosto de 2021

San Bartolomé Apóstol


 


         Vida de santidad[1].

         San Bartolomé Apóstol es también conocido como Natanael de Caná en Galilea y fue uno de los doce apóstoles de Jesús, quien aparece en el Evangelio según San Juan, en la que es presentado a Jesús por el Apóstol Felipe (Jn 1,43-51). El Señor lo llamó para que le siguiese y fuese uno de sus doce apóstoles. Después de la Ascensión del Señor, se dice que predicó el Evangelio en la India, donde fue coronado con el martirio en Armenia, siendo decapitado o desollado vivo: todavía con vida le arrancaron la piel y fue decapitado por el Rey Astyages en Derbend. Según la tradición este martirio ocurrió en Abanópolis, en la costa occidental del Mar Caspio, después de haber predicado también en Mesopotamia, Persia y Egipto. Es por esta razón que a veces le podemos encontrar retratado sin piel o de pie con su libro en la mano y un demonio negro encadenado (Astaruth) a sus pies.

         Mensaje de santidad.

         Fue el Apóstol San Felipe quien lo llevó a encontrarse con Jesús, ya que San Bartolomé es la misma persona que Natanael, mencionado en el Evangelio de San Juan, donde se nos dice que era de Caná. (Jn 21, 2). Según el relato evangélico, Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret". Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?" "Ven y verás", le dijo Felipe.  Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, en quien no hay engaño". "¿De dónde me conoces?" (le preguntó Natanael) Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel". Este encuentro personal con Jesús y el reconocimiento inmediato –mediado por la gracia- de que Jesús es el “Hijo de Dios” y no “el hijo del carpintero” y la inmediata adhesión de Natanael a Jesús con todo su ser, con todo su corazón, con toda su alma, es el más grande ejemplo de santidad que nos deja San Bartolomé. Es decir, San Bartolomé no se contenta con solo “saber” de Jesús: iluminado por la gracia, su entendimiento comprende que Jesús es Dios y su corazón se inflama en el amor de Jesús en cuanto Hombre-Dios, amor que lo lleva luego a dar la vida por Jesús. Es en esto en lo que consiste la verdadera conversión del corazón, que no es solo el desapego de las cosas del mundo y de esta vida terrena, sino el apego a la Vida eterna encarnada que es Jesucristo, apego que lleva a entregar la vida terrena, como lo hizo San Bartolomé, con tal de permanecer unido a Cristo Dios. La mayoría de las veces, nos contentamos, como católicos, con saber que somos cristianos porque hemos sido bautizados; nos contentamos con un conocimiento superficial de Jesucristo, pero no nos adherimos, como hizo San Bartolomé, con todo su ser, con toda su alma, con todas sus fuerzas. Al recordarlo en su día, le pidamos al santo que interceda por nosotros para que tomemos conciencia de que la verdadera conversión consiste en olvidar este mundo pasajero y fijar la vista y el corazón del alma en Jesús crucificado y en Jesús Eucaristía. Sólo así podremos dar testimonio de Cristo cotidianamente e incluso hasta dar la vida, si se produjera el caso de una persecución sangrienta como la que sufrió San Bartolomé.

 

 

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